
2023 NO.35
MenuJapón baila
¿Por qué bailan los japoneses?
En los teatros, en las calles y en las plazas públicas...
En las escuelas, en casa y en las redes sociales...
¿Por qué a los japoneses les gusta tanto bailar?
La razón se esconde detrás de una larga historia.
Bugaku
Una pintura que representa una danza bugaku conocida con el nombre de Seigaiha, olas del océano azul, que se ejecutaba en la corte imperial en torno al siglo XI.
De Genji monogatari gacho (“Álbum de la historia de Genji”), escuela de Tosa: Momiji no ga (“Celebración del follaje otoñal”; parcial) Colección del Museo Municipal de Sakai
Es difícil identificar el origen exacto de la danza japonesa, pero se cree que el kagura fue uno de sus puntos de partida. El kagura surgió como una forma de danza religiosa que servía de ofrenda a las deidades kami. La introducción de varios instrumentos musicales procedentes del exterior de Japón en torno al siglo VII propició la aparición del bugaku, una forma de danza que se desarrolló a partir de la antigua forma japonesa del kagura. Las danzas bugaku, acompañadas de instrumentos tales como el sho (instrumento de viento con lengüetas metálicas de vibración libre), flautas traveseras de bambú y tambores taiko, contaban con el patrocinio de la corte imperial y la nobleza. Los movimientos utilizados en el bugaku, en los que los bailarines giran lentamente los brazos extendidos, pueden considerarse el prototipo del movimiento ligero y grácil que más tarde caracterizaría a la danza japonesa en general.
El noh, que se originó en el siglo XIV como una derivación del bugaku, es un género de arte dramático basado en el canto y la danza. En el teatro noh, el protagonista principal, conocido como shite, ejecuta danzas solemnes y austeras junto con otros personajes. Los movimientos van acompañados de versos recitados, letras cantadas que describen escenas e interpretaciones musicales instrumentales. Varias escuelas de noh, que se desarrollaron con el patrocinio de los gobernantes de la época, siguen existiendo hoy en día, después de haber pasado 600 años. Estas escuelas, herederas de una característica belleza tradicional (véase esta página), utilizan máscaras, trajes deslumbrantes y escenarios especiales, dedicados exclusivamente a esta forma teatral.
Alrededor del siglo XV, una forma de danza llamada furyu-odori se hizo muy popular. Se cree que se originó en fiestas y desfiles de disfraces. Este estilo de danza en grupo, en el que un gran número de participantes se visten con llamativos ropajes y bailan juntos al son de instrumentos tales como los pequeños gongs redondos llamados kane y los tambores taiko, arraigó en todo Japón (véase esta página). El furyu-odori es una forma de entretenimiento folclórico conocida por su gran variedad de tradiciones locales con características distintas.
Danza kabuki
Izumo no Okuni, la iniciadora de la danza kabuki, que gozó de una entusiasta popularidad entre el pueblo llano de su época.
De Okuni kabuki zu byobu (“Biombo Okuni kabuki”; parcial) Colección del Museo Nacional de Kioto
Nihon-buyo
Kyo ganoko musume dojo-ji (“La doncella del Templo de Dojo-ji”), un drama danzado, expresa las diversas emociones de una joven enamorada, con magníficos cambios de vestuario y accesorios de danza. Aquí, Fujima Murasaki (III) danza en este representativo programa de nihon-buyo.
(Foto por cortesía de la Ofiina de Fujima de Murasakiha-Fujimaryu)
El furyu-odori evolucionó más tarde hasta convertirse en dos formas distintas: las danzas bon-odori, en las que la gente corriente participa libremente, y las representaciones escénicas de kabuki, interpretadas por artistas profesionales. El origen del kabuki se remonta al siglo XVII, en Kioto, cuando las danzas populares kabuki-odori eran interpretadas por Izumo no Okuni, una artista que vestía atuendos masculinos e incorporaba canciones populares de aquellos tiempos en sus actuaciones. Con el tiempo, el centro de las representaciones de kabuki se trasladaría a Edo (actual Tokio), y empezó a caracterizarse por sus movimientos y estilos distintivos, cambios de vestuario prácticamente instantáneos y modos de expresión que empleaban pequeños accesorios escénicos, como abanicos y toallas de mano. Mientras tanto, en Kioto y Osaka, el kamigata-mai se desarrolló a partir de la danza kabuki como una forma de representación en banquetes. Estas tradiciones evolucionaron hasta convertirse en nihon-buyo (“danza japonesa”), que se representa en teatros y banquetes. Existen más de 100 escuelas de este arte, cada una con su propio fundador o maestro principal, llamado iemoto.
Actualmente, en el siglo XXI, el noh y el kabuki han sido reconocidos por la UNESCO como patrimonios culturales inmateriales. Mientras tanto, un número considerable de intérpretes japoneses actúan en la escena mundial en géneros como el ballet y la danza contemporánea. La danza también ha llegado a tener una presencia generalizada en la vida de la gente corriente de Japón. La danza está incluida como asignatura obligatoria en la enseñanza secundaria elemental y se incorpora habitualmente en la vida escolar en todo tipo de entornos. Los adultos también bailan para expresar su apoyo a sus equipos deportivos, a sus ídolos y a otros artistas favoritos. En las redes sociales, los videos de bailarines disfrazados de personajes de anime motivan a la gente a publicar sus propias versiones, creando oportunidades para que los jóvenes bailen juntos con muchos otros.
De todas estas formas y muchas otras más, el pueblo japonés ha fomentado a lo largo de los siglos una cultura de la danza como medio de promover sus lazos de afinidad.
Bon-odori
Las danzas de los festivales de bon-odori, en los que participantes de todas las edades y sexos bailan juntos alrededor de andamios yagura, son una tradición característica del verano en Japón.
(Foto: Aflo)
Danza contemporánea
Natsubatake (“Recuerdos del campo bañado por el sol”) de los ARCHIVOS DE DANZA de Japón 2023, que presentan la danza contemporánea japonesa.
Coreografía: Orita Katsuko; Interpretación: Hirayama Motoko y Shimaji Yasutake; Foto: SHIKAMA Takashi; Foto por cortesía del Nuevo Teatro Nacional de Tokio