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2023 NO.35

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Japón baila

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Tradicionalistas e innovadores

Un joven intérprete de noh perpetúa una tradición de 600 años de historia y un bailarín crea nuevas formas innovadoras de expresión para transmitir temas clásicos. Trascendiendo diferentes épocas, la cultura japonesa, tanto la antigua como la moderna, florece en el escenario de la danza.

Foto: Kurihara Osamu

Kanze Saburota

Enmascarado en el papel principal, Saburota realiza una magnífica interpretación en Okina.

La danza como oración

Los intérpretes de noh, la tradición teatral todavía existente más antigua del mundo que incluye canto y danza, se mueven lentamente como si golpearan el escenario con los pies, acompañados por flautas y tambores de mano de diferentes tamaños y un coro que canta, recitando versos. Teniendo su origen en el siglo XIV, las técnicas y estilos del noh se han transmitido de generación en generación hasta nuestros días.

Uno de los jóvenes intérpretes de noh más prometedores que continúa esta tradición es Kanze Saburota. Su padre, Kanze Kiyokazu, es el 26.º maestro de la escuela Kanze y es descendiente de Kan’ami y Zeami, los iniciadores del noh.

“Practico todos los días con mi maestro [su padre]. Observo y aprendo todos y cada uno de los movimientos y los repito una y otra vez”.

Saburota de pie en kamae, la postura fundamental del noh: la barbilla hacia dentro y las caderas tensas.

Saburota debutó en el escenario a los cinco años, y a los diez asumió por primera vez el rol de shite (papel principal). A los 16, llevó a cabo su hatsuomote, su primera actuación con máscara. Bajo la dirección de su padre, Kiyokazu, ha seguido desarrollándose, y en 2022, a la edad de 23 años, interpretó el papel titular en la obra Okina, un clásico del repertorio de la escuela Kanze.

Okina no es una obra de noh típica, ya que en realidad no tiene una trama. Se trata más bien de un rito sagrado danzado por los intérpretes como oración por el bien de la comunidad. Actuando como figuras divinas, la solemne danza sirve de tributo a los muertos y de plegaria por la paz en el futuro. “Si el sentimiento de oración no surge de forma natural desde el interior, la danza no será adecuada. Por eso me enseñaron que también es importante comportarse correctamente en la vida”.

A la vez que se esfuerza por perpetuar este arte tradicional japonés, Saburota recientemente ha asumido el reto de crear nuevas obras de noh con temas contemporáneos. Dice que espera crear oportunidades para que las personas no familiarizadas con las artes clásicas japonesas se interesen en el noh.

“Las obras de noh se desarrollan con pocas palabras y gestos, y a mucha gente puede resultarle difícil de entender. Pero un interesante aspecto del noh es que nos permite que usemos nuestra imaginación para poder interpretar el significado de la obra a nuestra manera”.

Moriyama Kaiji

Katana representa la afilada hoja de la espada japonesa a través de un cuerpo muy definido. Foto: Yoshikazu Inoue

Danzando entre la presencia y la ausencia

Moriyama Kaiji es una figura destacada en el campo de la danza contemporánea. Cautiva al público con la expresividad única de su danza, que combina movimientos ágiles, que forman curvas suaves, con movimientos lineales que cortan el espacio con rapidez.

“A menudo me muevo de forma aérea y flotante. Es para expresar ligereza. Quiero eliminar la pesadez y, si es posible, eliminar incluso mi propia presencia. Danzo en busca de esta sensación”.

Con Yu-Zuru, obra que estrenó en 2001, Moriyama logró captar este sentimiento. La danza se basa en el cuento popular japonés Tsuru no ongaeshi, sobre una grulla que adopta forma humana para devolverle un favor a una pareja de ancianos. ¿Es el intérprete un ave, una persona o algo que ni siquiera pertenece a este mundo? Moriyama bailó esta historia de una criatura ambigua en un intento de representar la ausencia. A partir de entonces, dice que expresar ese espacio “entre la presencia y la ausencia” ha sido un tema importante para él.

Desde entonces, ha estado desarrollando una amplia gama de producciones escénicas que abordan la cultura japonesa, entre ellas Katana, en la que representa una afilada espada japonesa, y Ninja, que incorpora la hechicería ninja en una danza llena de humor.

“Me gustaría desarrollar una expresión corporal exclusivamente japonesa, representando cosas que son difíciles de ver, como el espíritu que se encuentra encerrado en la espada y los movimientos que utilizan los ninjas para ocultar su presencia”.

Ninja representa la imagen del ninja con movimientos corporales humorísticos.

Moriyama dice: “Quiero que mi cuerpo siga siendo capaz de transformarse en cualquier tipo de presencia”. (Foto: Studio ARCHITANZ)