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2024 NO.36

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Sabroso Japón: ¡Hora de comer!Sabroso Japón: ¡Hora de comer!

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Caramelos
kumi-ame
Pequeños y dulces caramelos con un mensaje

Fotos: Kurihara Osamu Empresa: my ame

Caramelos kumi-ame que dan las gracias en japonés e inglés.

Los kumi-ame son unos caramelos elaborados en forma de largas barras que al cortarlas muestran un mismo dibujo en cualquiera de los cortes. Las porciones, cortadas en sección transversal, presentan diferentes diseños, como caras, animales, flores y frutas.

En tiempos antiguos, ame, la palabra japonesa que significa “caramelo”, hacía referencia a mizu-ame (jarabe glutinoso de almidón), que se hacía utilizando malta para convertir el almidón de cereales, como el arroz no glutinoso y el mijo, en azúcar. Esta substancia se amasaba para hacer caramelos duros. Cuando el azúcar se hizo más común durante el periodo Edo (1603-1868), los caramelos dulces se empezaron a hacer añadiendo azúcar al mizu-ame, llegando a ser una golosina muy apreciada por el público en general.

Los kumi-ame aparecieron por primera vez durante el periodo Edo. Se reduce una mezcla de mizu-ame y azúcar hirviéndola, luego se estira, se amasa y se le da forma en diferentes láminas largas y finas, y posteriormente se colorea. Estas láminas luego se unen para formar un cilindro de unos 30 cm de diámetro. Cuando se estiran y se cortan, el mismo diseño aparece en todas las secciones cortadas. Los confiteros solo disponen de 30 a 40 minutos, mientras el caramelo esta aún caliente y blando, para unir y estirar las láminas. Este trabajo debe hacerse rápidamente, con un constante movimiento para enrollar las láminas, conseguir una perfecta forma cilíndrica y no deformar el diseño.

Las láminas de kumi-ame se estiran y se extienden finamente (izquierda), se unen luego con forma cilíndrica (centro), y se estiran para formar una delgada barra de 2 cm (derecha). Fotos: my ame

Los diseños de estos caramelos no solo muestran imágenes, sino también textos. Un confitero de kumi-ame de la prefectura de Aichi produce estos caramelos con mensajes por encargo. Las instrucciones que proporciona un diseñador especializado en kumi-ame dan indicaciones detalladas del color y de la forma de componer cada encargo, que pueden suponer complejos caracteres que requieran unas 100 láminas diferentes. El montaje de la unión de las láminas exige mucho cuidado, ya que una deformación o desplazamiento de las láminas puede hacer que las letras sean ilegibles. Curiosamente, si hay muy pocas letras en una palabra o trazos en un carácter, las proporciones suponen un problema, porque es difícil distribuir bien los espacios y las letras. Se necesita la experiencia y la intuición de un auténtico artesano para imaginar el producto acabado y juntar las láminas de la manera adecuada.

Caramelos como estos, con palabras, pueden expresar sentimientos personales. Son un regalo sencillo que transmite ánimo y cordialidad de una manera tangible. Aunque de pequeño tamaño, basta con meterse un caramelo en la boca para sentir como el aroma y el dulzor penetran profundamente en el cuerpo.