2020 NO.29
MenuLos lazos del corazón de Japón
Los lazos de la gente y sus estilos de vida: Puentes
Los constructores de puentes en Japón se ufanan de poseer una de las tecnologías más avanzadas del mundo. Los puentes, que han hecho realidad los sueños mientras hacen frente a las múltiples dificultades que se interponen en el camino, han enlazado las vidas de innumerables personas en muchos lugares del país.
Puente Kintai
El puente Kintai, que mide unos 200 metros de largo por cinco de ancho, es una estructura de madera de cinco tramos que se encuentra sobre el río Nishiki, en la ciudad de Iwakuni, prefectura de Yamaguchi, situada en la región occidental de Japón. Los tres tramos centrales están arqueados. Por la elegancia de su forma se le bautizó como kintai, que significa faja de brocado dorado, ya que tiene un gran parecido con esa faja tradicional que se usa con el kimono. Para la estructura arqueada se utilizaron seis tipos de madera de alta calidad seleccionados cuidadosamente y accesorios de metal especiales que no se oxidan fácilmente. Se dice que es un excelente ejemplo de ingeniería, inclusive para las normas modernas de construcción de puentes.
El puente, que se concibió con la ferviente pasión de crear una estructura capaz de soportar fuertes corrientes, es un hito tecnológico. Desde alrededor del año 1600, la gente había construido puentes una y otra vez en ese lugar, pero las inundaciones los arrasaron a todos. A fin de crear una estructura que pudiera soportar la amplitud del río y el fuerte caudal, se empezaron a hacer investigaciones sobre un puente arqueado sin pilares y el resultado fue el que conocemos hoy en día, con cuatro islotes de mampostería construidos en el río para sostener los cinco tramos. Se construyeron pilares a ambos extremos del río, donde la corriente es más débil, y en el centro tres pasos arqueados sin pilares. El puente Kintai se inauguró en 1673, aproximadamente una década después que se concibiera su construcción.
Sin embargo, tan solo un año después, fue arrastrado por la corriente. Se mejoraron de inmediato los cimientos de piedra de los pilares y se construyó un puente más resistente. Duró de esa manera 276 años hasta que un devastador tifón lo arrasó nuevamente en 1950.
En 1953 se le reconstruyó y así ha permanecido hasta nuestros días, transmitiendo el legado del que se erigió originalmente hace 350 años.
La exuberante naturaleza sirve de trasfondo a la belleza rítmica de este puente de cinco tramos, permitiendo apreciar estupendas vistas en las cuatro estaciones del año: los cerezos en flor en primavera, los festivales pirotécnicos en verano, la coloración de las hojas en otoño y los paisajes nevados en invierno.