
2020 NO.29
MenuLos lazos del corazón de Japón
Los lazos de ornamentos afectuosos
Kumihimo (cuerdas trenzadas)
Fotografía: Takishima Yoji Fotos: Getty Images y amanaimages
Kumihimo son cuerdas hechas trenzando hilo de seda o algodón. Adquirió popularidad entre los nobles del siglo VIII y con el paso del tiempo se fueron ideando y desarrollando métodos diversos y sofisticados de trenzado kumihimo como cultura ornamental. Se les utilizó como obras de arte elegantes y delicadas para decorar atuendos y altares budistas, así como cordones para las espadas de los aristócratas. En el siglo XII, a medida que Japón se iba transformando en una sociedad samurái, el kumihimo se hizo popular entre los guerreros no solo por su belleza, sino también por sus características prácticas, como una durabilidad óptima y una gran flexibilidad, haciéndolas útiles para sostener imponentes armaduras y otros objetos que pesaban decenas de kilogramos.
Sageo con que los samuráis enrollaban sus espadas.
En los siglos XVII y XVIII, la fabricación de sageo, un tipo de cordón para espada hecho mediante
kumihimo, se volvió popular en Edo (hoy Tokio). Se dice que muchos samuráis dominaron la técnica de
kumihimo porque consideraban que hacer armaduras por sí mismos era algo necesario como parte de sus
conocimientos.
Sin embargo, en 1876 se prohibió portar espadas y los artesanos y los comerciantes de sageo, al ver
perdida su fuente de ingresos, fijaron su atención en obijime, que comparte con sageo
características de fabricación similares.
Domyo, fundada en 1652, ha hecho kumihimo en Ueno, en Tokio, durante más de 360 años. En este establecimiento siempre se pueden encontrar más de 500 tipos de obijime.
Obijime es la última cuerda que se ata alrededor del centro del obi para mantener firme el obi-musubi. La técnica kumihimo recuperó su vitalidad cuando se vio renovada la demanda, debido en parte a que otaiko musubi, una de las variantes de los nudos de fajas obi que requieren obijime, gozaba de una gran preferencia entre las mujeres. De esta forma, kumihimo cumplió un destacado papel suplementario en obi-musubi y logró desarrollarse rápidamente e incluso hoy en día mantiene una presencia indispensable en la cultura del kimono en Japón.
Domyo Kiichiro es el propietario de décima generación de Domyo.
Se consagra a la creación de nuevos kumihimo preservando las técnicas históricas de
kumihimo que aún existen en todo el país.
Nos comenta: “Este pequeño kumihimo, de tan solo unos centímetros, conlleva el sentido estético
característico de los japoneses. Deseo afrontar desafíos técnicos, tales como la combinación de materiales
diferentes, para crear nuevos nudos que se adecuen a la vida moderna”.