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2021 NO.30

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Los colores de Japón que penetran en el alma

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Los colores de Japón son sentimientos que se heredan

Escrito por Kitamura Hitomi (curadora del Museo Nacional de Artesanía)

A menudo, los nombres de los colores tradicionales de Japón incluyen referencias a un objeto artesanal o señalan una profunda relación con su producción. Estos nombres ingeniosos revelan la delicadeza con que los japoneses han dirigido su atención a los colores que los rodean.
En la sociedad moderna que nos inunda de objetos inorgánicos e idénticos, como los televisores, las computadoras y los teléfonos móviles, las delicadas texturas y los tonos profundos de las artesanías tradicionales, que se han ido refinando a lo largo de la historia, han ido ganando en los últimos años una presencia cada vez más destacada en nuestras vidas.

Echemos un vistazo a esta sensibilidad japonesa respetuosa y refinada por los colores a través de las artesanías: tesoros que se han preservado por generaciones.

Negro y rojo: Los colores clásicos de los lacados japoneses

Cuando se imagina uno los peculiares colores de los lacados japoneses, es probable que el negro y el rojo acudan a nuestra mente (foto 1). El lacado rojo fue el primero que llegó a Japón; de esto hace unos 9.000 años, alrededor la era Jomon temprana (hace entre 7.000 y 12.000 años).
El rojo se consideraba sagrado, ya que era el color del fuego, de la sangre y del sol. En la era Jomon, los peines y las vasijas recibían múltiples capas de urushi roja (laca japonesa que es un recubrimiento de resina natural procesada a partir de la savia) por razones supernaturales. En la era Yayoi tardía (siglos I a III d. C.), la urushi negra se convirtió en la corriente principal, supuestamente debido a que la conciencia mágica de la era Jomon había disminuido para ese entonces y se daba más importancia a la forma y la función de las vasijas.

Hay dos grupos de urushi rojo que difieren en el origen del componente pigmentario. Uno es el cinabrio, que utiliza un pigmento rojo con sulfuro de mercurio como componente principal, y el otro es el Bengala, un pigmento marrón rojizo que se genera al cocer arcilla roja que contiene óxido férrico. El pigmento Bengala no solo se usa para el lacado japonés, sino también para pintar cerámicas y edificios.

Por otra parte, la urushi negra se hace añadiendo polvo de hierro y hollín, que son finas partículas de carbón generadas por la combustión incompleta de la resina de pino, aceites y grasas, así como otros materiales.
La vajilla Mumyoi, que se produce en la isla de Sado, prefectura de Niigata, es un tipo de cerámica hecha con arcilla roja local que contiene hierro. Ito Sekisui V, actualmente un maestro alfarero, usa arcilla roja vívida y arcilla amarillenta recolectadas en Sado para crear finas gradaciones de color en bellas obras que parecen textiles (foto 2). En lo profundo de este espléndido patrón parece palpitar la poderosa vitalidad contenida en el color rojo que probablemente sintió la gente en tiempos remotos.

Tsuishu Yozei XX “Mesa baja con diseño de flores de seis pétalos” 1915, colección del Museo Nacional de Artesanía
En esta obra, el peculiar negro y rojo de la laca urushi se utilizan de manera exquisita. En esta obra, Tsuishu añadió un sentido de modelado moderno, preservando al mismo tiempo la técnica del tallado de patrones a partir de la urushi que ha sido pintada en capas.

Ito Sekisui V, “Plato Mumyoi Neriage con motivos florales” 2015, colección privada.

Arcilla roja de Sado recolectada en los alrededores de la Mina de Oro y Plata de Aikawa. Contiene mucho hierro.

El azul que se puede apreciar en la cerámica, el teñido y el tejido

El color de la cerámica vidriada cambia significativamente antes y después de la cocción. El esmalte se hace disolviendo arcilla con agua y mezclándolas con colorantes como cenizas de madera y paja o elementos metálicos. Por esa razón, el líquido es gris y turbio antes de la cocción, pero después de que se aplica a la vasija y se cuece en el horno, se transforma de manera notable en tonalidades como el azul transparente, el verde jade o incluso el rosa tenue. Se dice que los alfareros cuecen numerosas piezas de prueba en el horno en un intento por controlar hasta el límite máximo incluso el cambio de tono más sutil.

Un tipo de cerámica que intriga a muchos ceramistas es el celadón. El hierro (óxido férrico) en el esmalte se ve sujeto a una reacción química ante el fuego y adquiere una variación de color que va desde un azul claro brillante hasta un azul verdoso. El celadón que tiene un azul cristalino, similar al cielo despejado después de la lluvia, es un tesoro muy codiciado e ilusorio entre los coleccionistas. Debido a que el celadón perfectamente cocido se ofrecía solamente a la gente de encumbrada posición social, también se hacía referencia a su color como hisoku (color oculto), con la connotación de que se hallaba fuera del alcance de la población en general y no se dejaba ver con facilidad.

Mostrando reverencia por la connotación de la palabra hisoku, la artista del teñido y el tejido Shimura Fukumi ve este color en el contexto de los textiles, relacionado con los tonos de añil que se materializa en el proceso del teñido con ese color. Hacia el final del aidate (el proceso de fermentación del tinte de añil en preparación para teñir hilos y otros materiales), el añil se debilita y pierde su color azul, y al mismo tiempo colorea levemente otros hilos, convirtiéndolos en un color que sería una mezcla entre el azul ultramar y el azul pastel (un tono medio entre un azul violáceo profundo y un suave azul blanquecino). Aidate es análogo a la vida de la gente, es decir, nacemos, crecemos y envejecemos, y solo cuando llegamos de forma segura a nuestro capítulo final, podemos ser testigos del “color profundo y enigmático” (Shimura Fukumi, 1982, Un color, una vida, Kyuryudo) que ella tiene en gran aprecio.

Shimizu Uichi “Cuenco grande de celadón” 1973,
Museo Nacional de Artesanía
Incontables cuarteaduras de lo que llaman “craquelado” se forman en el glaseado, creando un efecto indescriptible.

Solución de tinte para teñir de añil.
Foto: amanaimages

Shimura Fukumi “Kimono, azul lapislázuli, seda tsumugi” 1976, Museo Nacional de Artesanía
Composición con tonalidades de azul obtenidas mediante aidate.