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2021 NO.30
MenuLos colores de Japón que penetran en el alma
Los colores de Japón son sentimientos que se heredan
Escrito por Kitamura Hitomi (curadora del Museo Nacional de Artesanía)
El marrón y el violeta, los colores de moda en Edo
Los marrones y grises que se pusieron de moda en la era Edo (1603 – 1868) estaban disponibles en una variación de tonos tan rica que se les conocía coloquialmente como “shijyuhatcha-hyakunezumi” (que significa literalmente 48 marrones y 100 grises). Dado que en ese entonces había estrictas prohibiciones sobre la vestimenta dependiendo del nivel social, un catalizador para crear delicados y sutiles colores fue el intenso deseo, entre quienes amaban la moda, de diferenciarse dentro de esas restricciones. Las técnicas y la sensibilidad para dividir con precisión las tonalidades del teñido se han ido perfeccionando a lo largo de la historia de Japón desde tiempos remotos.
Por ejemplo, el violeta ocupó la posición más alta en la era de la emperatriz Suiko (que reinó entre 592 y
628 d. C.) y no se podía usar sin su permiso. En Engishiki, un libro de leyes y costumbres japonesas de la era Heian (794 – 1185) que se completó en el año 927 d. C., los colores se segmentaban no solo en violeta oscuro y claro, sino también en un violeta oscuro grisáceo. Además, los materiales para teñir se controlaban de manera detallada. Para la era Edo, el significado del violeta como posición social de la Corte Imperial se había atenuado y se teñía en una variedad de tonos tales como el violeta vivo (usando como tinte raíces de hierba púrpura), un violeta rojizo de Kioto, un violeta Edo púrpura y azulado, y así sucesivamente, y lo disfrutaban tanto las familias samuráis como el resto de la población.
La sensibilidad japonesa de distinguir sutiles gradaciones de color no solo se aplica a la ropa sino también a los más diminutos detalles ornamentales. La tecnología se desarrolló en gran medida para colorear los accesorios metálicos que embellecían la espada que se llevaba en la cintura, al mismo tiempo que resaltaban sus propiedades intrínsecas. Por ejemplo, mediante modificaciones a la proporción de plata, se podía hacer una aleación de plata y cobre en diferentes tonos de gris. Esto se aplicó para enlucir el metal como si fuera plumas de ave y crear paisajes monocromáticos que parecieran pintados con tinta sobre papel. Esta tecnología floreció en el ámbito de la exportación de artesanías a partir de la era Meiji (1868 – 1912).
Miyagawa Kozan I “Jarrón, diseño de lirios japoneses, esmaltes bajo vidriados” aprox. 1897 – 1912,
Museo Nacional de Artesanía
El azul lirio es uno de los colores tradicionales de Japón.
Blanco, una modesta expresión del color
Por cierto, es imposible crear urushi puramente blanco debido a las propiedades de su material. Cuando se desea obtener blanco, se usa en su lugar la función sobresaliente del urushi como pegamento para adherir materiales diferentes como conchas y cáscaras de huevo. Cuando se usan conchas, la capa interior de nácar, con su reflejo irisado, se corta en rodajas finas. Al aplicar pintura mineral u otro tipo de pintura en la parte posterior, el color se revela suavemente a través de la concha como si se mirara a través de un velo. A esta técnica se la conoce como fusezaishiki, que literalmente significa “color oculto” y se usaba para decorar los espejos y las navajas que se preservan en el Templo Shosoin.
Con métodos similares al fusezaishiki que se usaban en las pinturas y cerámicas japonesas (foto 9), es evidente que a los japoneses les interesaba este tipo de efecto exquisito. La presencia en el interior se intuye enigmáticamente a través del resplandor blanco de la concha. Es un claro ejemplo de la sensibilidad de los japoneses, que consideran la sutileza como una virtud.
Itaya Hazan “Jarrón, diseño de peonías cinceladas, color bajo esmalte y esmalte mate” 1922, Museo Nacional de Artesanía
Los colores emergen debajo del esmalte translúcido.
Kitamura Hitomi: Curadora y encargada de la Sección de Artesanías, Departamento de Artesanías, Museo Nacional de Artesanía. Se especializa en la historia de las artesanías modernas. Entre sus recientes exhibiciones se incluye “Muebles de Marcel Breuer: Mejora para bien” (Museo Nacional de Arte Moderno de Tokio, 2017) y “Obras maestras de las artesanías modernas de la colección del museo: Exhibición especial: Cajas para té modernas” (Galería de Artesanías, Museo Nacional de Arte Moderno de Tokio, 2018).
Fotos (Washi, papel japonés tradicional hecho a mano): PIXTA