Combatir los rigores del verano y gozar el colorido
del otoño a la manera tradicional.
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Las furin son colgadas de las ventanas
o las puertas para captar la brisa en el verano, produciendo un sonido característico
que nos hace sentir un poco más frescos.
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los días cálidos y húmedos del verano, pero existen diferentes
maneras tradicionales de recrear una atmósfera confortable: el tintineo
de las campanillas furin meciéndose con la brisa; peces de colores
sumergidos en un bol de cristal, y aguas regadas sobre el suelo del jardín
y el piso del balcón. Las plantas y árboles de jardín prosperan
con el calor, pero se puede combatir mediante sabias y antiguas costumbres. Los
yukata de algodón, sin forro, son más frescos que sus más
pesados primos, kimono. Los pies desnudos en las sandalias de madera,
geta, alegran el ambiente con sus sonidos secos. En las zonas rurales
contemplar y hacernos alguna vez con una luciérnaga son otros dos medios
tradicionales de ayudarnos a olvidar el calor de las noches de junio. A
mediados del verano, los cielos nocturnos se ven iluminados por los multi colores
de los fuegos artificiales. La tradición de los fuegos proviene del periodo
Edo (1603-1867) y en la actualidad se pueden gozar en las ciudades, pueblos y
localidades de todo el país, con distintas variedades en cada lugar para
competir. Estos actos concentran a grandes multitudes - vecinos, antiguos residentes
de la localidad que regresan por vacaciones y turistas. El
archipiélago se ve decorado con cascadas, algunas majestuosas, otras insinuantes.
Las Cascadas Kegon, en Nikko, y las Cascadas Nachi, en Wakayama, son quizás
lo más representativo de los muchos lugares en los que los saltos de agua
nos invitan a refrescarnos y recuperar energía. Las casas de té
y las posadas tradicionales con sus vistas a los saltos nos ofrecen un descanso
en nuestra rutina cotidiana. Cerca está ya el otoño,
otro momento para pensar en salir al campo y gozar de la naturaleza. Es el tiempo
de celebrar los tonos rojizos y amarillentos de los arces y otras variedades de
árboles. Ya no son las flores del cerezo, pero el sentimiento de espera
es similar hasta que las colinas y los valles se ven poblados del colorido estacional.
Los antiguos e históricos templos, así como los monasterios son
los lugares preferidos por los viajeros al encuentro de ese momento especial cerca
de antiguas estatuas budistas o encantadoras ilustraciones. Las
noches de otoño nos proporcionan el momento ideal para contemplar la luna
y celebrar fiestas, o escuchar la gran variedad de cantos de insectos como el
grillo, matsu-mushi y el suzu-mushi. Los aficionados guardan
los suzu-mushi en pequeñas jaulas en casa, para poder gozar por
la noche de uno de los más bellos sonidos de la naturaleza.
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