Handa Sanae lleva 4 años trabajando en esta empresa. Estaba en una excursión del instituto cuando se sintió conmovida por la belleza de los jardines japoneses de Kioto, ya que expresaban la bondad de la naturaleza.“Llevaba mucho tiempo queriendo ser jardinera. Así que me alegré muchísimo cuando tuve la oportunidad de empezar mi carrera profesional en esta empresa quitando la maleza de la zona acordonada del jardín”, cuenta ella.

Handa dice que el solo hecho de estar en el jardín ya la hace feliz. Disfruta plenamente de su trabajo. Unos años después de unirse a la empresa, participó en un estudio de flores silvestres mientras aprendía el oficio de la jardinería. Más tarde, utilizó los conocimientos que adquirió durante aquella época para crear recopilaciones de flores silvestres para los visitantes del jardín. "Puedo estar concentrada arrancando maleza durante todo el día, prestando atención a todos los rincones del jardín y pensando en cuántas flores silvestres deben de quedar. Hago uso de mi sensibilidad femenina y de otras ventajas que tengo como mujer”, afirma. Actualmente, también está involucrada en la gestión de plantas tapizantes del Templo Nanzenji de Kyoto. Dicho edificio, catalogado como uno de los bienes culturales más importantes de Japón, es un famoso templo con un jardín conocido por ser “una belleza panorámica".

“Una vez al mes, el presidente de la empresa y mis superiores me visitan y me dan distintos tipos de consejos”. Es impresionante ver la manera en que los jardineros colaboran entre sí para conservar los jardines. Handa se siente recompensada y motivada para trabajar en los jardines japoneses, creados gracias al trabajo en conjunto de todos sus compañeros.