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2018 NO.24
Las festividades japonesas a lo largo del año
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Apoyando la alegría de las fiestas
Personas con diferentes habilidades e intereses participan en cada uno de los festejos. Veamos lo que pasa entre bastidores y conozcamos a algunas de las personas que contribuyen a la realización de las fiestas
Escena de un evento pirotécnico organizado por Kagiya para el Festival de Fuegos Artificiales de Edogawa, en Tokio.
Foto por cortesía del Comité Ejecutivo del Festival de Fuegos Artificiales de Edogawa
Aprovechando la energía de los expertos para electrizar la noche
Rodeada de chispas, Amano dirige el orden y el momento del lanzamiento de los cohetes. Foto: Takaoka Kunihiko
Los fuegos artificiales iluminan el cielo todos los veranos en Japón. En tiempos antiguos, los artesanos pirotécnicos envolvían polvos explosivos y sustancias químicas en papel washi. En la actualidad, el factor sorpresa depende de la habilidad del productor pirotécnico para controlar el lanzamiento de los cohetes en el momento justo y los efectos visuales.
La empresa pirotécnica Kagiya, un negocio familiar, tiene más de 300 años de historia. Amano Akiko, la segunda hija del anterior dueño de la empresa, se vio inspirada por su padre. “Yo quería alcanzar la maestría y la seguridad que mostraba mi padre en el fragor de la acción”. Lo que empezó como un capricho, más tarde se convirtió en una aspiración seria.
Su padre sabía que ella quería entrar en la empresa, pero se oponía a su idea. Ella recuerda: "le dije que iba a trabajar en otra empresa fabricante de fuegos artificiales, en la que no conociéramos a nadie. Yo sabía que tenía que obtener experiencia y conocimientos, si quería llegar a fabricar fuegos de artificio y organizar eventos pirotécnicos. Papá quería que yo me encargara solamente de la faceta administrativa de los negocios. Me llevó más de seis meses convencerlo”.
En aquellos tiempos, en Japón no había ninguna mujer que trabajara directamente con los explosivos. Pero, con todo, Amano sabía que podría tener éxito, si adquiría experiencia en la fabricación de artefactos pirotécnicos, un proceso peligroso que requiere extrema precaución. De esta manera conseguiría ganarse el respeto de los experimentados hombres que trabajaban en Kagiya y obtener el mejor rendimiento de ellos.
Así que se puso a estudiar las técnicas más modernas de los procedimientos de fabricación, y después, el año 2000, heredó el negocio como la decimoquinta propietaria de Kagiya. Actualmente, ella se encuentra en el centro de la acción cuando se realizan festivales pirotécnicos. Ella diseña los fuegos artificiales, hace el pedido de suministros, programa la secuencia de lanzamiento y elige los efectos de sonido.
En un evento grande, ella dirige a unos 100 empleados, observando las condiciones meteorológicas y el estado de ánimo del público. En algunos eventos, ella da las órdenes para el lanzamiento de casi 300 cohetes en una hora. Junto con ella, en cada equipo de trabajo de Kagiya hay normalmente otras siete mujeres aproximadamente, y el sentido de motivación en la empresa es más fuerte que nunca.
“Durante siglos, los espectadores han hallado en los fuegos artificiales una fuente de entusiasmo y diversión. Actualmente, cuando cada año aparecen nuevas tecnologías, los festivales pirotécnicos son más emocionantes que nunca. Pero nosotros queremos llegar más lejos, no solo con el uso de la tecnología, sino también con la elección del momento adecuado de lanzamiento. Empleando la tradicional estética japonesa de ma (pausa dramática) y yoin (impresión persistente), intentamos hacer que el público se muera de expectación ante lo que podrá ver en el siguiente momento”.
En la antigua Edo, los fuegos artificiales se utilizaban para rogar por el reposo de las almas de las personas que habían perdido la vida en terremotos, inundaciones y otros desastres. Manteniéndose fiel a esa tradición, Amano siempre recordará el consejo de su predecesor y padre: “Nunca olvides el terrible poder que tiene el fuego”.
Como productora pirotécnica, Amano Akiko (la décima por la izquierda) se dedica a organizar grandes eventos de fuegos artificiales. Aquí, en la fotografía, aparece con algunos técnicos empleados por su empresa, Kagiya.
Por admiración a su padre, Amano Osamu, ella decidió convertirse en una artesana pirotécnica como él.