2014 No.12

Otra faceta de Japón: Las chucherías y los dulces

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Los dulces japoneses:
Deliciosos, divertidos y bonitos

La variedad es inmensa, e incluye desde dulces tradicionales representativos de alguna parte del país hasta golosinas populares entre los niños. Los dulces japoneses deleitan el paladar, regalan la vista y satisfacen las emociones a la vez.

Fotos de Takahashi Hitomi, Tanai Fumio

Se supone que los dulces deben de comerse con placer y quizás esa sea la razón por la que hay tantas formas diferentes de dulces en todo el mundo, todos de aspecto agradable. Pero, quizás sea Japón el país que tiene los dulces más bonitos y que nos deleitan los ojos de tantas formas diferentes.

La cocina japonesa da gran importancia a la presentación visual. Los ingredientes se cortan en formas atractivas, se colocan estéticamente y se sirven en vajillas especialmente elegidas por su belleza. Se pone el máximo esmero para garantizar la belleza de la buena mesa y ese mismo espíritu se lleva también a los dulces. Los dulces frescos o secos con formas artísticas que representan imágenes naturales de plantas y animales son bien conocidos, pero también hay muchos otros dulces ordinarios cuyas formas y colores nos muestran la importancia de la presentación.

Las bolas dango resultan bonitas, nos alegran el corazón y se sirven normalmente ensartadas en pinchos de dos en dos. La receta requiere harina de arroz, la cual es amasada, enrollada en bolas y finalmente cocida al vapor. Se sugiere servirlas con una capa de pasta de frijoles dulce o darles sabor con un poco de salsa de soja. Los dango tienen una historia de siglos y en el pasado han sido usados como ofrendas en las ceremonias budistas o como signo de celebración. Ya en la Edad Media se vendían en puestos que se encontraban a los largo de los caminos de postas y en casas de té dentro de los recintos sagrados de los santuarios. Cuando se clavan en pinchos de bambú los dango son una excelente merienda para llevar, e incluso hoy día mucha gente disfruta de ellos cuando sale de paseo.

Los deliciosos dulces monaka adoptan las formas más diversas y consisten en una pasta de frijoles metida entre dos galletas finas de mochi tostado. Pueden encontrarse en todas las partes del país. En Kanazawa, en la prefectura de Ishikawa, son un dulce tradicional que se consume en las festividades, pero en vez de pasta de frijoles, dentro de ellos se esconde un pequeño confite o una pequeña figura de arcilla, lo que se convierte en una sorpresa divertida, y durante las fiestas de Año Nuevo quizás puede servir de vaticinio para adivinar lo que nos depara el futuro(foto).

Las galletas de arroz senbei están hechas de harina de arroz o de trigo, que se amasa, se aplana con un rodillo y finalmente se asa. Están muy buenas y además sus formas representan bellas escenas naturales o productos típicos de alguna parte del país. Intente encontrar la forma del monte Fujiyama plasmada en un gracioso senbei en estas páginas. La montaña se encuentra inscrita en la Lista del Patrimonio de la Humanidad(foto).

También se encuentran caramelos de vivos colores. Los caramelos de Japón nos ofrecen asimismo gratos momentos de placer visual, y quizás entre ellos destaquen las barras de caramelos compuestas de diversas capas multicolores enrolladas. La barra puede cortarse por cualquier punto y el cuchillo siempre dejará a la vista la misma imagen o el mismo kanji. A estos caramelos se les llama kiri-ame y han estado a la venta en ferias y festivales para el disfrute de los niños desde el siglo XVIII. Incluso hoy día tienen un aspecto simpático, algo que es imposible de lograr con los métodos actuales de producción en masa. Su popularidad perdura, especialmente para ser ofrecido como un sencillo regalo.

También hay golosinas con formas que tienen un aspecto divertido, como criaturas marinas, "hongos" con sombreros de chocolate, pasteles decorados con florituras... Las fantasías y los productos más insólitos de la imaginación se plasman en los dulces, y la ensoñación y el espíritu lúdico que impulsan estas creaciones viven en ellos para el deleite de niños y adultos.

Bolas dango hechas con harina de arroz y artemisia del Japón, recubiertas con pasta de frijoles roja. (Kusa Dango, de Chimoto)

De arriba a abajo: Caramelos konpeito, hechos con azúcar cristalizado alrededor de un centro de caramelo; dulces okoshi elaborados con arroz y otros granos aglutinados con caramelo; cortes de barras de caramelos kiri-ame en los que siempre aparece la misma imagen o el mismo kanji. (Kintaro Ame, Kaiun Eto Ame y Suehiro Kotobuki Ame, de Kintaroame Honten)

De izquierda a derecha:
La mascota de la prefectura de Kumamoto se llama Kumamon. Dentro del envase con el simpático oso ("kuma" en japonés) hay chocolate en trozos pequeños. (Ikinari Dango, de Tirol-Choco Co., Ltd.)
Los sombreros de los hongos son de chocolate, el tallo es un bizcocho. (Kinoko no Yama, de Meiji Co., Ltd.)
La galleta en forma de flor está hecha de harina de trigo y harina de alforfón, lo que les aporta un sencillo sabor.
Graciosos dulces monaka con formas de objetos de artesanía popular. (Kaga Hachiman Okiagari Monaka, de Kanazawa Urata)

De izquierda a derecha:
Pequeñas galletas con forma de criaturas marinas. (Ottotto, de Morinaga & Co., Ltd.)
¿Un brote de bambú saliendo de la tierra? No, es una galleta cubierta de chocolate. (Takenoko no Sato, de Meiji Co., Ltd.)
Rojo y blanco, y decorado con florituras. La torta rellena con frutas es el dulce más apreciado en Japón.
Dulce elaborado con harina de frijoles rojos y moldeado con cara de zorro. Dulce tradicional de la prefectura de Yamagata. (Kitsune Men, de Umezu Kashi-ten)

De izquierda a derecha:
Caramelo con sabor a fresa relleno de caramelo de leche. (Ichigo Miruku, de Sakuma Confectionery Co., Ltd.)
Un chocolate con aspiraciones de cápsula espacial. (Apollo, de Meiji Co., Ltd.)
Confites de azúcar que nos recuerdan las flores de glicina. (Toudango, de Kiyome Mochi Sohonke)
Este bizcocho con forma de koala guarda una sorpresa dentro: ¡chocolate! (Koala no March, de Lotte Co., Ltd.)

Estas galletas de arroz senbei representan el monte Fujiyama en las cuatro estaciones del año: té en polvo matcha (primavera), pimienta negra (verano), pimienta roja (otoño) y azúcar (invierno). Todas tienen el distintivo sabor de la salsa de soja. (Surtido Fujisan, de Sen-ya)

Cortezas de monaka moldeadas con forma de pequeños mazos y fardos de paja de arroz. En su interior se encuentran dulces de azúcar con formas de pargo (un pescado que se consume en ocasiones festivas) y graciosas figuritas de arcilla. Son un artículo importante en las festividades de Año Nuevo, ya que se dice que traen buena suerte. (Futtoku Senbei, de la confitería Moroe-ya)