niponica es una revista Web que presenta el Japón moderno a la gente de todo el mundo.
2015 No.17
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En Japón, las miniaturas se hacen a lo grande
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Las artes ornamentales tradicionales de Japón a escala reducida;
magníficas y meticulosas
Urna de cerámica elaboradamente decorada con oro y motivos de colores, hecha para la exportación durante el periodo Meiji (1868-1912) para satisfacer la demanda exterior. Nombre de la obra: Iroe karakusamon shishi chu kazariko (“Vasija coloreada con arabescos y un león”). Realizada por Kinkozan Sobe’e. Altura 46,4 cm; diámetro 23,2 cm. Propiedad del Museo Nacional de Tokio. Imagen: TNM Image Archives.
Una obra maestra de Ito Jakuchu, que representa un apretado grupo de trece aves con gran magnificencia y lujo de detalles. Jakuchu, un pintor activo en el siglo XVIII, nos ha dejado numerosas ilustraciones de animales y plantas. Nombre de este rollo de ilustraciones sobre seda: Gun-kei-zu: Doshoku sai-e (“Ilustración de un grupo de aves: Reino colorido de seres vivos”). 142,6 x 79,7 cm. Propiedad de Sannomaru Shozokan (Museo de la Colección Imperial).
La fascinación mundial por las artes decorativas de Japón
La política gubernamental aisló al país del resto del mundo durante la mayor parte del periodo Edo, aunque las exportaciones de cerámicas, objetos lacados y otras obras decoradas con motivos ornamentales se permitía que salieran del país del puerto de Dejima en Nagasaki, con destino a Europa. Después de que se produjera la apertura del país y la situación política cambiara en el periodo Meiji (1868-1912), una mayor cantidad de obras de arte se enviaban al extranjero, lo que contribuía a satisfacer las necesidades que tenía el gobierno para obtener divisas extranjeras. La primera feria internacional en la que Japón presentó una exhibición fue la Exposición de París de 1867. A esta le siguieron las exhibiciones en Viena, Filadelfia y otros lugares, lo que constituyó una oportunidad para dar a conocer las artes decorativas de Japón. La respuesta fue entusiasta.
La curiosidad estética occidental hacia Japón trajo consigo la moda del japonismo a finales del siglo XIX y principios del XX. Es algo bien sabido que los artistas impresionistas recibieron una fuerte influencia de los grabados de las litografías de ukiyoe. Pero las artes decorativas de Japón también produjeron una marcada impresión visual en los artistas europeos como algo sumamente innovador, en especial la elección de motivos ornamentales de insectos y las obras con incrustaciones que combinaban metales de diferentes colores. Émile Gallé (1846-1904) y René Lalique (1860-1945) son excelentes exponentes de maestros modernistas cuyas obras incluyen motivos de insectos y pájaros. En Japón, en la historia de los motivos naturales, las tendencias culturales han mostrado una preferencia por las flores, los pájaros, el sonido de los insectos y otros fenómenos de la naturaleza representativos de las estaciones del año desde el periodo Heian (794-1192). Ito Jakuchu (1716-1800) y sus contemporáneos trazaron ilustraciones meticulosas con motivos de insectos y pájaros, basando sus obras en dibujos de un gran realismo, y sobre todo sus obras todavía atraen una gran admiración hoy día.
La Restauración Meiji puso fin al periodo Edo, y el rango de samurái fue abolido. Cuando se proclamó un decreto que prohibía llevar espadas, los artesanos del metal vieron amenazado su oficio. Lo que los salvó fue una fuerte demanda de sus obras en el extranjero. Deseoso de fomentar la industria, el gobierno Meiji promovió la exportación de artes industriales, lo que trajo una nueva prosperidad a los artesanos del metal.
Otra muestra del arte japonés que atrajo un gran interés en los mercados extranjeros fue jizai okimono, que eran figuras muy realistas de animales e insectos compuestas de piezas de metal muy elaboradas que alcanzaban tal verosimilitud que parecían estar vivas. Estas obras fueron descubiertas por aficionados al arte extranjeros durante el periodo Meiji, lo que llevó a que se exportaran las mejores obras. Mientras tanto, en el Japón actual, la sorprendente sofisticación de las diversas formas creadas por los artesanos de armaduras de Edo está finalmente empezando a ganarse el respeto que se merece.
El espíritu de la tradición que prestaba una atención tan esmerada al detalle permanece viva incluso hoy día, formando la piedra angular de la industria manufacturera japonesa. Y todas esas figuritas y bagatelas que parecen haber adoptado el papel que tenían los pasadores netsuke, como llaveros y correas para teléfono móviles, exhiben el mismo esmero por los detalles, lo que puede verse también en las elaboradas maquetas en miniatura.
Kurokawa Hiroko
Profesora adjunta del Museo de la Universidad de Arte, Universidad de Artes de Tokio, y especialista en la historia de la etapa inicial del arte industrial moderno de Japón. Autora de Meiji Taisho Zuanshu no Kenkyu: Kindai ni Ikasareta Edo no Dezain (“Cómo el diseño de Edo influyó en el arte de la etapa inicial de la época moderna: Un studio de los periodos Meiji y Taisho”), así como de otras obras.
Arriba: Figura metálica jizai okimono de dragón con varias partes movibles, incluyendo las patas, las garras y la boca. Realizado por Myochin Muneaki, un artesano de armaduras militares. Nombre de la obra: Jizai ryu okimono (“Dragón, figura articulada jizai”). Longitud 136,5 cm. Propiedad del Museo Nacional de Tokio. Imagen: TNM Image Archives.
Abajo: Plato hecho con una combinación de metales de diferentes colores: oro, plata y bronce. Durante el periodo Meiji (1868-1912), los artesanos del metal que habían estado especializados en la elaboración de espadas decorativas emplearon su destreza en obras ornamentales de metal. Nombre de la obra: Kiku-ka mushi zu-zara (“Platos con dibujos de crisantemos e insectos”, lados superior e inferior). Realizado por Shoami Katsuyoshi. 5,9 x 27,7 x 25,9 cm. Propiedad del Museo de Arte Hayashibara.
Libélula, una obra de la serie jyunishu konchu de 12 variedades de insectos, plasmada como objeto decorativo jizai okimono con partes movibles. Las alas y las patas de este insecto pueden moverse. Realizado por Takase Kozan. Longitud 7,5 cm. Propiedad del Museo Conmemorativo Mitsui.
Pequeños frascos de perfume de shippo con elaborados dibujos. Nombre de la obra: Kacho-mon kosui-bin (“Frascos de perfume con dibujos de flores y mariposas”). Realizado por Namikawa Yasuyuki. Altura 8 cm. Propiedad del Museo de Kiyomizu Sannenzaka; fotos: Kimura Yoichi.
Plato de shippo (esmalte alveolado) con motivos de mariposas y flores de cerezo. Realizado por Namikawa Yasuyuki. El arte japonés del shippo se ganó una crítica entusiasta cuando fue exhibido en la Exposición de París de 1889. Nombre de la obra: Ochozu hira-zara (“Plato decorado con flores de cerezo y mariposas”). Diámetro 24 cm. Propiedad del Museo de Kiyomizu Sannenzaka; fotos: Kimura Yoichi.