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2017 No.22
Recorriendo Japón
La metrópolis de Tokio está en Honshu, pero también incluye 13 islas habitadas, incluyendo las islas Izu y las Ogasawara, en el océano Pacífico. La mayor de estas islas es Oshima, un tesoro natural oculto coronado por el monte Mihara, un volcán activo. Solo se tarda una hora y 45 minutos en un transbordador de alta velocidad para poder experimentar una faceta de Tokio completamente diferente.
Fotos: Kohara Takahiro
La isla de Oshima tiene unos 9 km de este a oeste y unos 15 km de norte a sur. Es un tesoro oculto de la naturaleza en el que podrá disfrutar de diversas actividades recreativas.(Foto: amanaimages)
El transbordador pasa por debajo del Puente de Rainbow, deslizándose sobre el agua. Después de pasar por el Puerto de Yokosuka y la península de Boso un anuncio abordo nos informa de que hemos entrado en el hábitat natural de los grandes mamíferos oceánicos. Allí se pueden ver delfines emigrando, y nos informan de que existe la posibilidad de divisar un cachalote.
Oshima es la mayor de las islas Izu, aunque tiene solo 9 kilómetros de este a oeste y unos 15 kilómetros de norte a sur. Lleva menos de dos horas dar la vuelta a la isla. Las 8.300 personas que viven en Oshima suelen tomarse la vida con calma, excepto cuando los barcos regularmente programados llegan al puerto. Entonces el ritmo se acelera para los turistas, los habitantes y los comerciantes por igual. Los visitantes son especialmente numerosos en verano, cuando el mar se convierte en un destino popular, y en invierno, cuando muchos acuden al Festival de la Camelia de Izu Oshima. En las otras épocas del año, los que buscan diversión vienen por las actividades marinas, especialmente la pesca, el buceo y el esnórquel.
En estos últimos años se ha observado un aumento en el número de turistas que vienen atraídos por la abundante naturaleza de esta isla a la que se aplica el merecido sobrenombre de “Isla del Volcán Activo”. Desde tiempos antiguos, los isleños han venerado al monte Mihara como una especie de divinidad, y hoy en día la excursión a la cumbre es para los visitantes una forma de completar su experiencia en la isla.
El sendero que da la vuelta al cráter se abrió en 1998, y en 2010 el área fue designada como uno de los geoparques japoneses (parques naturales que destacan el patrimonio geológico). Únase a un grupo conducido por un geoguía certificado para un mayor disfrute en su visita, con información sobre el volcán, la lava, y las plantas y los animales locales. Desde el mirador de la montaña, que es accesible en coche, situado al inicio del sendero a la cumbre, verá el monte Mihara y parte de la gran caldera que se formó hace 1.700 años. Gírese y mire al noroeste, si el tiempo lo permite, el monte Fuji es visible al otro lado del océano. Si avanza más, unos 45 minutos a pie, llegará a un impresionante cráter que tiene unos 300 metros de diámetro y 200 metros de profundidad. Hacia el sur se extienden las islas Izu, hacia el noreste la península de Boso, y al noroeste la península de Izu con el monte Fuji de fondo. Este trayecto, con tantas cosas interesantes para ver, es una experiencia inolvidable que le hace sentir como si hubiera estado explorando un lugar desconocido del planeta.
El monte Mihara visto desde el cráter. Las zonas de color verde oscuro son aquellas por donde la lava fluyó en 1986.
Este spa al aire libre con vistas panorámicas, llamado Motomachi Hama-no-Yu, es de propiedad pública. Sumérjase en el baño con el mar delante de sus ojos.
Gracias al influjo de una corriente cálida, los buceadores encuentran todo tipo de formas de vida marina alrededor de la isla de Oshima. (Fotos: Global Nature Club ft. Umisamurai)