2016 No.19

Japón y su amor por las cuatro estaciones

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Las cuatro estaciones en el arte

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Las cuatro estaciones en los biombos japoneses

El biombo, que en el período Heian fuera el vehículo de preferencia de las obras shiki-e y tsukinami-e, se desarrollaría posteriormente adoptando la forma de pinturas de grandes dimensiones que requerían un impacto visual aún mayor. También en ellas se dio importancia a la representación de las estaciones, creándose un gran número de biombos con motivos de flores y aves (kacho-zu) o paisajes naturales (sansui-zu) que muestran las transformaciones que sufre, de la primavera al invierno, un paisaje sin solución de continuidad.

Entre las cuatro estaciones, la primavera y el otoño son las preferidas de los japoneses. El biombo Cerezo de Yoshino y arce de Tatsuta muestra, a la derecha, un cerezo florido en todo su esplendor, y a la izquierda, un arce teñido de colores otoñales. El título proviene de un lugar de la prefectura de Nara famoso por sus cerezos y otro notorio por sus colores otoñales. Sin duda, su atractivo reside en el vívido contraste entre las dos estaciones. En la composición se incluyen tiras de papel con poesías waka sobre los cerezos y las hojas del otoño. Se trata de un biombo del período Edo en el estilo yamato-e, creado como una celebración de las estaciones.

También presentamos en esta ocasión el biombo Glicina, por Maruyama Õkyo, artista del siglo XVIII que residía en Kioto. La obra llama la atención por su innovador estilo expresivo, que recuerda a los impresionistas de Occidente, pero al mismo tiempo impacta por la atmósfera de comienzos del verano (temporada de floración de la glicina) que desborda del biombo al abrirlo. Transmite la fina sensibilidad para percibir las estaciones que los japoneses cultivan desde antaño.

Yoshino tatsuta-zu byobu (“Cerezo de Yoshino y arce de Tatsuta”)   Japón   Siglo XVII (período Edo)   Colección del Museo Nezu

Las estaciones expresadas por el diseño artesanal

La representación de las estaciones al estilo de las pinturas yamato-e se transmitió también a las obras de artesanía. Veamos la Caja de útiles de escritura con dibujos en metal precioso. En primer lugar, observemos el lado exterior de la tapa. Con la luna llena al fondo, puede verse a tres ciervos ocultos tras un monte cubierto de hierbas otoñales. El otro lado de la tapa está decorado con la figura de un hombre que contempla el exterior desde una casa con techo de paja. El observador atento descubrirá que en el dibujo se esconden varias letras, a partir de las cuales puede deducirse que la escena se basa en una poesía del Kokin wakashu que dice así: “En este pueblo de montaña / no hace más el otoño / que acrecentar mi soledad / cuando los ojos abro al oír / la triste voz de un ciervo”. Es un diseño que describe elocuentemente la atmósfera del otoño, superponiendo la soledad del corazón humano al balido de un ciervo en celo.

Propiedad cultural importante   Fujihana-zu byobu (“Glicina “)   Maruyama Õkyo   Japón   1776 (período Edo)   Colección del Museo Nezu

Las cuatro estaciones en el arte japonés y la poesía waka

Por lo expuesto, puede verse que la repre­sentación de las cuatro estaciones en el arte japonés está íntimamente relacionada con la poesía waka. Sin tomar las característi­cas estacionales como simples fenómenos naturales, este género poético las trasciende, otorgándoles forma y color.

La expresión kachofugetsu (flores, aves, viento y luna), que describe la belleza natural de Japón, es a la vez reflejo de un refinado espíritu cautivado por esa naturaleza. Puede decirse que ese sentimiento de carácter lite­rario es el origen de la elegancia con que las artes plásticas de Japón han tratado siempre el tema de las cuatro estaciones.

frente

reverso

Propiedad cultural importante   Kasugayama makie suzuri-bako (“Caja de útiles de escritura con dibujos en metal precioso Kasugayama”)   Japón   siglo XV (período Muromachi)   Colección del Museo Nezu

Noguchi Takeshi

Conservador en Jefe, Departamento de Conservación, Museo Nezu

Nace en 1966. Finaliza sus estudios de maestría en Historia del Arte en la Escuela de Posgrado de la Universidad de Tokio. Tras desempeñar labores en el Museo Cultural de Kioto, ocupa desde 2008 su cargo actual. Se especializa en la historia de la pintura japonesa moderna, realizando en particular estudios sobre las escuelas Kanõ y Rin de Kioto así como sobre Maruyama Õkyo y otros pintores de dicha ciudad activos en la segunda mitad del siglo XVIII.