Las kura: el encanto de la arquitectura tradicional japonesa
En las zonas de Japón donde aún perduran las antiguas familias de Japón, todavía se puede ver un tipo de construcción tradicional: las kura, (literalmente, almacén). En general, el término kura se refiere a los almacenes para el resguardo de bienes y productos importantes, así como reservas de las cosechas de cereales como arroz, etc. Además, su técnica de construcción, llamada dozo-zukuri, que consiste en endurecer el exterior con una gruesa capa de tierra, también se ha utilizado para casas, tiendas y otras edificaciones. Su bello exterior las convierte en un lugar muy fotogénico para publicar en redes sociales. En esta ocasión, presentamos algunos temas relativos al encanto de las kura en algunas ciudades.
Las kura
Las kura son construcciones japonesas tradicionales para resguardar generalmente bienes, productos, cereales u otras cosas importantes. En especial, la construcción de kura o dozo-zukuri es ampliamente conocida como parte de la arquitectura tradicional japonesa. Consiste en construir un armazón con pilares y vigas de madera, cuyo exterior se cubre con gruesas paredes de barro que reciben un acabado de estuco. Cuidadosamente pintadas a mano por los artesanos, las paredes pueden alcanzar un espesor de hasta 30 cm aproximadamente. Gracias a sus paredes de barro no combustible, las kura tienen una notable resistencia al fuego. Dados los grandes y frecuentes incendios de la época Edo (1603-1868), las kura con este tipo de construcción dozo-zukuri se expandieron ampliamente en torno a Edo (antiguo nombre de la capital actual, Tokio) como edificios resistentes al fuego. Además, las kura tienen nombres específicos según su uso, como zashiki-gura (residencias), mise-gura (tiendas) y jozo-gura, donde se produce sake o salsa de soya.
Una mise-gura ignífuga en Kawagoe
Ciudades atractivas que destacan por sus kura
Incluso hoy en día quedan repartidas por Japón algunas atractivas ciudades cuyas kura nos hacen sentir la historia. Muchas de ellas fueron reemplazadas por edificios modernos durante la década de 1970, producto de los grandes cambios en la vida cotidiana de la gente. Sin embargo, las que quedan son la materialización de los movimientos de conservación urbana que surgieron en cada zona. La belleza de las ciudades con cuidadosamente restauradas y conservadas kura-zukuri son muy valoradas en las redes sociales y son muy populares también entre quienes visitan Japón desde otros países.
Las tres principales ciudades japonesas con kura
Vecina a Tokio, en la prefectura de Saitama, Kawagoe es conocida como la «pequeña Edo», que gracias a su paisaje urbano tradicional de kura-zukuri aún hoy transmite la atmósfera del antiguo Edo y sus numerosas kura. Sus muchas tiendas mise-gura, producto de su próspero comercio con Edo, se caracterizan por sus elegantes kura con acabado de estuco negro sobre blanco.
Con su kura-zukuri, el paisaje urbano de Kawagoe es muy popular también como atracción turística. Es posible disfrutar del encanto de Edo, vestidos de kimono y viajando en una carretilla tradicional o jinrikisha. También se puede hacer una visita a una jozo-gura, una productora de soya, o saborear té verde o camote (boniato), ambos productos típicos de la zona. La ciudad se dedica también al desarrollo de productos: una cerveza artesana hecha con una curiosa variedad de camote (boniato) ha sido todo un éxito.
Situada en Honshu, frente al mar interior de Seto en la prefectura de Okayama, Kurashiki conserva un hermoso paisaje urbano como de película, llamado «distrito de belleza escénica» que es también muy popular entre turistas. Hasta hace 400 años la zona de Kurashiki estaba cubierta por el mar, pero allí se sentaron las bases de la industria textil del período Edo, con lo que a lo largo del río Kurashiki, usado para el transporte de artículos como el algodón de Bichu, se construyeron numerosas kura y machiya, o viviendas urbanas, de paredes blancas. En Kurashiki, recorrer el río en bote para apreciar el paisaje urbano y sus kura es una actividad elegante y muy apreciada.
Las kura de Kurashiki se caracterizan por sus aún hoy bien conservadas paredes llamadas namako kabe. Se refiere al acabado de las paredes exteriores con tejas cuadradas y juntas rellenas de estuco. Con su hermoso contraste entre las tejas y el blanco brillante, las paredes namako kabe son muy populares en las redes sociales. Cada vez son más las cafeterías y alojamientos abiertos en tales kura y machiya renovados. Del mismo modo, las tiendas donde se pueden disfrutar parfait con frutas de la prefectura o el té de la tarde, o que ofrecen productos únicos de Kurashiki, la cuna de los jeans nacionales, atraen visitantes hacia las zonas con kura.
Rodeada de montañas y situada en la prefectura de Fukushima en la nevada región japonesa de Tohoku, Kitakata prospera desde la antigüedad en el cultivo de arroz y en la producción de sake, gracias a la buena calidad de su agua de deshielo. Allí, muchas kura se construyeron como la forma ideal para guardar y conversar tales productos. Inmersas en su paisaje urbano y rural, sus cerca de 4000 kura aún cumplen un papel activo en la vida diaria de sus habitantes.
Otra de sus características es la abundancia de zashiki-gura, en las que vive gente. Con sus gruesas murallas acordes a la vida en zonas nevadas y lujosas instalaciones ocultas al exterior, simbolizan el orgullo de los comerciantes que han hecho fortuna. La zona de Otazuki, designada en 2018 como distrito importante para la conservación arquitectónica tradicional del país, conserva un paisaje urbano en el estilo kura-zukuri. El paisaje se embellece asimismo con las más de cien renga-gura (almacenes de ladrillo), construidas combinando los métodos de construcción occidentales con el tradicional kura-zukuri de Kitakata.
En la década de 1980 las kura de Kitakata tuvieron un boom entre los turistas, popularizándose los platos gourmet de «ramen de Kitakata» y «soba Yamato». Además, con la intención de acercar las kura a la gente, una antigua tienda de galletas de arroz llamó la atención en 2023 por abrir un alojamiento en una kura de 120 años
En su viaje a Japón, ¿por qué no recorrer alguna de estas localidades con kura, que han sabido mejorar su atractivo nuevo sin dejar de proteger su tradición?