Boniatos: amor eterno en Japón
Con las primeras brisas de otoño, a muchos japoneses empieza a apetecerles comer boniatos. Sin embargo, aunque los boniatos son sin duda un sabor de otoño característico para la gente en Japón, en los últimos años, su delicioso sabor dulce ha comenzado a disfrutarse durante todo el año. Conozcamos mejor el encanto de los boniatos, un cultivo muy próximo y querido para los corazones japoneses desde mucho tiempo atrás.
El dulce luchador contra la hambruna
Los boniatos son tubérculos originarios de América Central que llegaron a Japón en algún momento a principios del siglo XVII. En japonés, se conocieron como "satsuma-imo" porque se propagaron al Japón continental desde la región de Satsuma (ahora parte del sur de Kyushu) en el sur del país. En 1732, el shogun de Japón (el comandante en jefe militar que gobernaba Japón en ese momento) animó firmemente a la gente a cultivar boniatos como un llamado "cultivo de emergencia" que podría servir como sustituto del arroz si las cosechas resultaran deficientes o, lo que es peor, si se perdieran por completo y provocaran una hambruna. Este es el motivo que llevó a cultivar boniatos en todas las regiones de Japón. Capaz de crecer incluso en suelos pobres o agotados y, además, enormemente nutritivo, el boniato ha demostrado una y otra vez ser una fuente clave de nutrientes siempre que Japón se ha visto afectado por la escasez de alimentos.
El tubérculo que fascina a todas las edades
A diferencia de las patatas, el contenido de azúcar de los boniatos aumenta cuando se cocinan e incluso algunas variedades superan a los plátanos maduros en dulzor. Por ello, se suelen usar en postres, dulces y caramelos. Para los japoneses, los boniatos tienen una larga y apreciada tradición como tentempié.
En el pasado, las variedades de boniato como Naruto Kintoki y Beniazuma, que tienen escaso contenido de agua y una textura suave y que se desmenuza, similar a la castaña, eran los tipos más frecuentes. Sin embargo, los avances en la reproducción selectiva han dado lugar a variedades más dulces y jugosas, como Anno Imo y Silk Sweet, que tienen una consistencia más blanda y pegajosa. En la actualidad se encuentran hasta 60 variedades en circulación, por lo que puedes elegir el tipo que mejor se adapte a tu gusto.
Los boniatos se utilizan para preparar una amplia variedad de platos que adoran tanto niños como adultos. Por ejemplo, se pueden rebozar y freír para hacer tempura, cocer al vapor, cortar y secar al sol para hacer hoshi-imo, o cortar en tiras largas y finas, como las patatas, freírlos y confitarlos para preparar un aperitivo dulce llamado imo-kenpi. También se pueden utilizar para elaborar imo-jochu, un tipo de licor con alcohol en el que se aprovechan sus azúcares naturales para el proceso de destilación.
Dado que el boniato se cultiva en todo el país, ir a buscarlos en la tierra es una tradición anual de otoño en muchas guarderías y escuelas de primaria de Japón. Comer un boniato que has cogido personalmente es una buena forma de aprender cómo crece este cultivo y permite que los niños experimenten de primera mano las alegrías de cosechar. Para muchos japoneses, los boniatos son un cultivo muy cercano y querido para ellos desde su infancia.
Los boniatos asados yaki-imo son muy demandados en todo el mundo
Una forma deliciosa de cocinar boniatos es hacer yaki-imo, asándolos con piel. Sin embargo, no nos referimos a una llama o un horno; la mejor manera es introducirlos entre piedras muy calientes. Cuando se dejan ahí durante el tiempo suficiente, las ondas infrarrojas lejanas que irradian las piedras cocinan suavemente los boniatos, aumentando su concentración de azúcares y eliminando el exceso de agua para realzar su dulzor natural.
En el pasado, la única forma de comprar boniatos asados así era en camionetas de comida equipadas con cocinas especiales, que recorrían las ciudades y los pueblos vendiendo boniatos recién hechos en invierno. Mientras se abren paso por las calles, los vendedores gritan "BOOOONIAAATOOOOS ASAAADOOOOS" ("ISHIYAAAKI-IMOOO", en japonés) con un tono muy característico que atrae a muchos clientes a sus camionetas. En la actualidad, también hay hornos eléctricos que pueden producir resultados similares al asado a la piedra y también se venden boniatos asados en los supermercados durante todo el año, por lo que nunca ha sido tan fácil disfrutarlos.
En los últimos años, se ha producido un aumento de la popularidad de los boniatos asados yaki-imo en países del sudeste asiático como Tailandia e Indonesia, donde las variedades japonesas se venden ahora en tiendas. El dulzor característico de los boniatos japoneses, combinado con métodos de cocción que lo potencian al máximo, parece estar conquistando muchos corazones en esta parte del mundo.
Otra cosa que está ganando popularidad son los boniatos asados que se dejan en el frigorífico después de asarse y se venden fríos. Al enfriarse adquieren una textura aún más jugosa y un sabor más dulce, elevándolos a un nuevo nivel de delicadeza apreciado no solo por los japoneses, sino también por personas de todo el sudeste asiático. Pero eso no es todo: los abundantes hidratos de carbono que contienen los boniatos se suavizan y resultan más fáciles de absorber por el organismo cuando se enfrían, lo que contribuye a prevenir los picos de azúcar en sangre, entre otros beneficios para la salud. No es de extrañar que estén demostrando tener tanto éxito.
Pasteles, parfait, granizados, natillas: la variedad de postres hechos con boniato aumenta, e incluso hay tiendas especializadas solo para postres de boniato. A medida que surjan nuevas variedades de boniatos, junto con nuevas formas de disfrutarlas, su atractivo no dejará de crecer y brillar. El amor de los japoneses por los boniatos no muestra indicios de que se esté enfriando.