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Las comunidades locales y los servicios de supervisión facilitan que los niños hagan cosas de forma independiente

Niños de primaria de camino a la escuela

En Japón, a menudo se ve a niños de primaria yendo solos a la escuela o a tiendas cercanas. Puede que los adultos se preocupen si los niños salen solos, pero en Japón se ha desarrollado una cultura en la que es normal ver a los niños caminando sin supervisión. Esto es gracias a las actividades y servicios que tienen lugar en el vecindario y fuera de él, para que los niños puedan salir a la calle con seguridad.

Supervisión de las actividades en las comunidades locales

Muchos estudiantes de primaria en Japón van y vienen solos de la escuela. Una de las razones para esto es que las escuelas no suelen estar lejos de donde viven, por lo que es fácil caminar hasta ellas, pero otra razón es la presencia de personas en la comunidad, como padres y voluntarios locales, que ayudan a mantener a los niños seguros. Por ejemplo, cuando los niños van de camino a la escuela, hay personal escolar y voluntarios locales en las calles del entorno de las escuelas para cuidarlos. Para guiar a los niños de forma segura, ondean banderas sobre los cruces que ayudan a garantizar que el trayecto a la escuela sea seguro en ambos sentidos.

También es habitual que los niños japoneses vayan al parque o a hacer actividades después de la escuela sin sus padres o tutores. La libertad de la que disfrutan estos niños es gracias al apoyo de la población local de la zona. Los padres y los residentes locales reúnen equipos de voluntarios para patrullar por los parques, las calles y otros lugares donde pueden jugar los niños, para asegurarse de que el área es segura y no hay personas sospechosas alrededor. Si detectan algo que parece peligroso, lo denuncian a la escuela o a la policía. A continuación, se informa a los padres y tutores por correo electrónico de esta denuncia y la comunidad local pone en marcha de inmediato una patrulla de emergencia en la zona. Las patrullas frecuentes ayudan a prevenir la delincuencia y crean un entorno en el que los niños pueden caminar con tranquilidad.

Voluntarios locales vigilan a los niños de camino a la escuela.

Creación de ciudades en las que la gente pueda caminar sola con seguridad

Las ideas para proteger la seguridad infantil también se han incorporado al urbanismo. Un ejemplo son las rutas que se han diseñado para que los niños lleguen a la escuela. Los maestros y los residentes locales deciden qué ruta deben seguir los pequeños para ir a la escuela, teniendo en cuenta detalles tales como la seguridad y la visibilidad del tráfico. A lo largo de la ruta se colocan señales de tráfico y advertencias para los conductores con el fin de proteger a los niños, y no se permite que los coches pasen por la zona a horas concretas del día, con el fin de evitar accidentes. Las asociaciones de padres y profesores, los voluntarios de la comunidad, la policía y las organizaciones de gestión de las carreteras inspeccionan regularmente las calles alrededor de la escuela para detectar peligros y, si consideran que una zona en particular podría ser peligrosa, instalan nuevos cruces o barandillas. De este modo, las ciudades son cada vez más seguras.

También existe el programa "Casa 110", una iniciativa de la comunidad local y la policía. El 110 hace referencia al número de teléfono de emergencias de la policía en Japón y las señales de "Casa 110" se utilizan para identificar hogares y tiendas que se ofrecen en la comunidad como lugares a los que pueden acudir los niños en busca de ayuda si tienen algún problema o si les preocupa ser víctimas de un delito. Cuando se encuentren en la "Casa 110", puede comunicarse al gobierno local o a la comisaría de policía. Muchas oficinas de correos y tiendas de 24 horas también participan en este programa. Estas iniciativas comunitarias también contribuyen a la seguridad de la infancia.

Una señal que indica precaución en una ruta infantil a la escuela y una casa registrada como Casa 110.

Servicios de supervisión mediante dispositivos digitales

Los servicios de supervisión que utilizan dispositivos digitales se han generalizado en los últimos años. Uno de estos servicios son los teléfonos móviles especiales para uso infantil. Estos teléfonos móviles no tienen aplicaciones habilitadas para Internet, solo funciones sencillas como llamar y enviar mensajes de texto, que solo pueden hacerse a los contactos establecidos por los padres o tutores de los niños. Funciones como el seguimiento por GPS y una alarma de seguridad que emite un sonido fuerte para alertar cuando hay un peligro, junto con el hecho de que no tienen ninguna aplicación de redes sociales que pueda suponer un riesgo de ciberdelincuencia u otras molestias online, por no hablar de su diseño difícil de romper, los convierten en los móviles perfectos para dar a niños sin tener que preocuparse.

Recientemente, también han surgido otros tipos de teléfonos móviles que pueden ejecutar aplicaciones, como los smartphones, que ofrecen las mismas funciones de supervisión y, al mismo tiempo, permiten a los usuarios comunicarse con sus amigos o ver vídeos, lo que resulta una opción popular para niños independientes de más edad.

Los teléfonos móviles y los smartphones infantiles permiten la comunicación inmediata entre los niños y sus padres o tutores si tienen un problema, al tiempo que permiten consultar la ubicación de los niños en cualquier momento mediante la función GPS. Ayudan a la supervisión en momentos en los que no hay voluntarios de la comunidad en las calles o si salen después de la escuela.

El Keitai infantil, un teléfono móvil para niños, se utiliza principalmente como herramienta de comunicación entre los niños y sus padres o tutores. (Foto cortesía de NTT DOCOMO.)
Un popular teléfono móvil para niños que reúne los mejores aspectos de los primeros teléfonos móviles como de los smartphones. Los padres y tutores también pueden controlar cosas como el tiempo que pasan los niños en las aplicaciones. (Foto cortesía de Hamee.)

También se han introducido servicios para localizar a los niños a través del GPS del smartphone con los esfuerzos conjuntos de toda la comunidad. Se instalan routers de supervisión en escuelas, estaciones de tren, parques, tiendas, clases extracurriculares y este tipo de lugares, de modo que cuando pasa junto a ellos un niño con el dispositivo Bluetooth correspondiente, se envía una notificación al smartphone de sus padres o tutores. También se enviarán notificaciones si el niño pasa junto a autobuses, taxis e incluso personas participantes. En las regiones que han adoptado el servicio, cada niño recibe un dispositivo Bluetooth gratuito para que pueda vigilarlo toda la comunidad. Hasta ahora ha sido adoptado por escuelas y municipios en 20 ciudades de Japón y se espera que más comunidades lo introduzcan en el futuro.

Izquierda: El "otta.w" funciona como silbato y dispositivo Bluetooth, y se distribuye en escuelas que han introducido un servicio de supervisión a nivel comunitario.
Derecha: Existen varios tipos de dispositivos específicos, como los que permiten intercambiar mensajes de voz con los padres. (Ambos proporcionados por otta.)

En Japón, hay una variedad de iniciativas y servicios para ayudar a garantizar la seguridad infantil, por ejemplo, actividades de voluntariado en toda la comunidad, urbanismo consciente de la seguridad y servicios de supervisión que utilizan dispositivos digitales. Esto significa que los niños pueden seguir disfrutando de su independencia al ir a la escuela de compras por sí solos sin que los padres se preocupen por su seguridad.