Kintsugi: crear nuevo valor a partir de objetos rotos
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Restaurado mediante la técnica kintsugi por Kiyokawa Hiroki (Foto cortesía de Heiando Kyoto.)
El kintsugi, una antigua técnica japonesa para reparar la cerámica rota, ha ido creciendo en popularidad en los últimos años. Una de las principales razones es la mayor importancia de la sostenibilidad, que lleva a las personas a querer cuidar más de sus posesiones y alargar su tiempo de vida útil. Otro de los motivos por los que despierta cada vez más atención es la belleza renovada que adquieren las piezas al repararse con laca urushi y oro en polvo. Veamos qué es el kintsugi y qué usos se le da en Japón en la actualidad.
Historia del kintsugi
Se cree que el kintsugi surgió en Japón durante el periodo Muromachi (1336-1573), la misma época en que se hizo popular la ceremonia del té cha-no-yu, una tradición que consiste en ofrecer té matcha a los invitados. Los recipientes ofrecidos a los invitados durante dicha ceremonia desempeñan un papel muy importante, por lo que su artesanía y diseño han ido evolucionando hasta el día de hoy. En aquel entonces, la cerámica era un artículo valioso que solo se podían permitir las clases más pudientes. Dado su alto valor, no es de extrañar que inventaran una manera de reparar los cuencos ceremoniales, o chawan, que se rompieran o resquebrajaran.
El desarrollo de la restauración de cerámica en Japón comenzó después de que se introdujera en el país la técnica kasugaidome, que consiste en unir los fragmentos rotos con gruesas grapas metálicas. La búsqueda de un método de restauración más estético resultó en la aparición del kintsugi. Los diseños irregulares de los cuencos ceremoniales eran muy apreciados entre los asistentes. Algunos chawan reparados con kintsugi durante ese periodo se han conservado en perfecto estado hasta la actualidad.
Pieza reparada con kasugaidome (Cuenco con borde foliado llamado "Bakōhan", Bien Cultural Importante de Japón, Museo Nacional de Tokio.)
Fuente: ColBase (https://colbase.nich.go.jp/)
La relevancia del kintsugi en la era moderna
La técnica clásica del kintsugi se creó en el periodo Muromachi y se perfeccionó durante el periodo Edo (1603-1868). Utiliza únicamente materiales naturales como la laca urushi, producida en Japón, arroz en polvo y tierra de la montaña. La existencia de piezas reparadas hace más de 200 años que permanecen intactas a día de hoy es prueba de la durabilidad de estos materiales naturales.
Pieza kintsugi reparada mediante técnicas clásicas por Kiyokawa Hiroki
(Cuenco de té raku negro: diseño kintsugi "Destellos del cielo nocturno", foto cortesía de Heiando Kyoto.)
Durante mucho tiempo, el kintsugi se utilizó solamente para reparar artículos de cerámica costosos destinados a la ceremonia del té. Las piezas de la gente común se reparaban utilizando otra técnica, llamada yakitsugi, que consiste en unir las piezas con vidrio de plomo. En los años 2000, el kintsugi, que hasta entonces se había transmitido de generación en generación como una técnica especializada, comenzó a extenderse al público general. La razón fue la publicación de una guía para principiantes sobre el kintsugi, además de un aprecio reciente por las técnicas artesanales tradicionales de Japón. Además, la era del consumo masivo trajo consigo un renovado interés en el cuidado del medio ambiente y las posesiones, otra razón por la que el kintsugi ha ido ganando atención. El propósito del kintsugi de crear valor a partir de objetos rotos encaja bien con la postura actual orientada a la sostenibilidad.
Ejemplo de una pieza kintsugi de Kawai Natsumi, experto en lacado urushi y kintsugi. Además de la cerámica, el vidrio también puede ser restaurado por hábiles artesanos del kintsugi mediante técnicas especiales. (Foto cortesía de Kawai Natsumi.)
Algunas personas también utilizan el kintsugi para reparar objetos que no son de cerámica, como artículos de vidrio. Estos nuevos métodos contribuyen a la difusión de esta técnica y conducen a una mayor apreciación del arte.
Técnica apta para principiantes
Como el kintsugi utiliza laca urushi elaborada a partir de la savia del árbol que le da el nombre, la técnica era practicada principalmente por los artesanos urushi.
Aunque hay muchos métodos de kintsugi, todos se basan en el mismo proceso: rellenar las partes agrietadas o astilladas con una masilla hecha de laca urushi mezclada con serrín o piedra en polvo, y rematarlas con polvo de oro.
Hoy en día, las herramientas y los materiales necesarios se venden a menudo juntos como kits de kintsugi, y hay disponibles vídeos muy detallados sobre la técnica, por lo que es fácil que la gente la pruebe.
Las clases de Kintsugi se han vuelto muy populares en los últimos años. La laca urushi se utiliza para arreglar cuencos ceremoniales chawan, que luego se rematan con polvo de oro. La técnica también está ganando popularidad en el extranjero. (Foto cortesía de Ishiguro Moeko.)
Cuenco ceremonial chawan reparado por un principiante en kintsugi.
Ejemplos de reparaciones con kintsugi en varios artículos y un kit de kintsugi que se puede comprar en Internet. (Foto cortesía de Tokyo Kintsugi Workshop TSUGU TSUGU.)
El kintsugi es una técnica que requiere mucha paciencia, ya que la laca urushi tarda mucho tiempo en secarse. Completar una pieza puede tardar hasta dos meses.
Para aquellos que quieren hacer reparaciones al estilo kintsugi en menos tiempo, hay un método más simple: emplear un adhesivo resistente al agua que se puede utilizar de forma segura en la vajilla, y trazar la unión con pintura cerámica acrílica. Es una forma rápida y sencilla de conseguir una reparación al estilo kintsugi.
La aparición de un mayor número de opciones para disfrutar del kintsugi en casa es una de las razones por las que se ha hecho tan popular.
Es inevitable que los artículos se rompan con el uso. El kintsugi consiste en crear belleza a partir de objetos rotos, y es atractivo desde el punto de vista de la sostenibilidad, por lo que es una técnica que conviene transmitir a la siguiente generación.