2015 No.16

Japón, un lugar para el relax y el plácido descanso

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Los placeres de los balnearios de aguas termales de estilo japonés

Un chapuzón en agua caliente sirve para relajar la mente y el cuerpo, y para los japoneses es una costumbre de la que categóricamente no pueden prescindir. Las aguas termales naturales que brotan en la superficie han constituido una fuente de bienestar por todas partes del país desde tiempos antiguos. Le hemos pedido a un destacado especialista en el tema de las aguas termales que nos explique la historia y la ciencia de los balnearios de Japón, para poder descubrir su mística, sus renombrados beneficios terapéuticos y su cultura.

Escrito por Matsuda Tadanori  Fotos: Aflo

A un baño al aire libre se le llama roten-buro. Si se baña a cielo abierto su espíritu se sentirá liberado. (Balneario de aguas termales Ashinomaki, prefectura de Fukushima)

Esta humeante agua brota de la superficie de la tierra; una auténtica bendición de la naturaleza.

Esta xilografía de ukiyoe del siglo XIX muestra una mujer que disfruta de una cura de aguas termales en Hakone. Serie titulada Tokaido Meisho E Tokaido Hakone Toji (Vistas famosas de Tokaido: el balneario de aguas termales de Hakone). (Propiedad del archivo de imágenes de la Fundación Metropolitana de Tokio para la Historia y la Cultura)

Los baños de aguas termales son la mejor fuente de relax para los japoneses. Los baños al aire libre gozan de especial predilección, con el cielo como techo y rodeado de la naturaleza. En estos lugares uno puede estar en comunión con la naturaleza, incluso puede llegar a sentirse unido con todo el universo, al sumergirse en el agua.

El arrullo de un arroyo de montaña nos llega a los oídos, una suave brisa nos acaricia la piel desnuda y el aire lleva a nuestro olfato el aroma de las aguas minerales de la fuente termal... Las hojas de los árboles, tan verdes y fragantes, adoptan colores brillantes a finales de otoño, para finalmente caer al suelo revoloteando.

La razón por la que los baños al aire libre son tan atractivos quizás se deba al hecho de que nuestros genes estén dotados de la capacidad de restablecer nuestros cinco sentidos cuando nos bañamos en el seno de la naturaleza. Algunos restos excavados en la prefectura de Nagano en 1964 indican la posibilidad de que los japoneses hayan utilizado las aguas termales desde hace 6.000 años.

Pienso que la ducha es un aspecto de la cultura de “lavarse y enjuagarse” que predomina en Occidente, y que la predilección de los japoneses por sumergirse hasta los hombros en un baño caliente es un aspecto de la cultura de “sumergirse y relajarse”, típica de Japón. Esto puede apuntar al verdadero bienestar que se encuentra en las aguas termales.

La religión autóctona de Japón, el sintoísmo, usa la palabra kegare para describir algo inmoral o impropio. El envilecimiento spiritual se puede limpiar por medio de un ritual de purificación con agua, llamado misogi. La práctica del misogi en una fuente de aguas termales se llamaba yugori. Parece ser que la costumbre de tomar baños en aguas termales, más que la limpieza de la mugre del cuerpo, tenía como fin primordial la purificación de la mente y el espíritu por medio del yu-go-ri (lo que literalmente significa, “abandonar las vilezas en las aguas termales”).

En tiempos antiguos, el ritual del misogi estaba estrechamente relacionado con la creencia en la revitalización que se consigue al renovar nuestro ser. Esta revitalización nos hace nuevamente jóvenes. Desde la antigüedad, en Japón se ha pensado que las aguas termales tienen una capacidad rejuvenecedora. La ciencia moderna nos dice que las propiedades antioxidantes de las aguas minerales pueden revigorizar las células, lo que tiene un efecto preventivo del envejecimiento. A medida que envejecemos nuestras células se hacen más susceptibles a la oxidación, y se forma lo que podríamos llamar una “herrumbre celular”. Por otro lado, los baños de aguas termales pueden eliminar esta herrumbre, al reducir la oxidación. Este fuerte efecto antioxidante nos rejuvenece, tal como la ciencia demuestra.

“En un baño de aguas termales, elévese sobre su propia consciencia y siga a la madre naturaleza”. Esta máxima aparece en manuales del siglo XIX que ensalzan los efectos terapéuticos de las aguas termales. Para mí, esto indica que conocían las propiedades curativas de las aguas termales. Sus humeantes aguas, emanadas de la energía del planeta, son puras, y posiblemente podamos mejorar nuestro estado de ánimo sumergiéndonos en ellas. Puede valer la pena practicar un “camino de las aguas termales”, preparándonos para el baño en las aguas termales intentando alcanzar un estado muga, un estado mental carente de egoísmo y pensamientos mundanos, en otras palabras, tratar de lograr un estado espiritual de perfecta imperturbabilidad, lo que se llama mushin en budismo.

Así que, ¿qué le parece si se viene a Japón a darse un baño en sus aguas termales?

Matsuda Tadanori
Matsuda Tadanori es doctor en medicina y especialista en baños de aguas termales. Actualmente trabaja como profesor en la Universidad Nacional de Ciencias Médicas de Mongolia. Autor de Edo no Onsen-gaku (“Un estudio de los balnearios de aguas termales en el periodo Edo”), Onsen Kyoju no Tojiryoku (“El profesor de las aguas termales y las propiedades curativas de los balnearios”), Onsen Kyoju no Nihon Hyakumeito (“100 estupendos balnearios recomendados por el profesor de las aguas termales”), y otras obras.

Un estupendo baño al aire libre con un telón de fondo invernal. (Balneario de aguas termales Shirahone Onsen, prefectura de Nagano)

Yumomi significa remover el agua para reducir su temperatura. Esta actuación de yumomi ahora forma parte de un espectáculo que incluye canciones humorísticas. (Balneario de aguas termales Kusatsu Onsen, prefectura de Gunma)

La luz natural del sol se filtra a través de los cristales de las puertas, mientras que en el interior una lámpara alumbra tenuemente, favoreciendo la relajación. (Balneario de aguas termales Aoni Onsen, prefectura de Aomori. Foto: Kuroda Hiroshi/Aflo)

Un tipo diferente de baño termal; deje que la húmeda arena caliente llene el aire de vapor a su alrededor. Caliéntese el cuerpo hasta la médula de los huesos, mientras escucha el sonido de las olas. (Un baño termal de arena en la prefectura de Kagoshima)