Este bonsái kokedama no está enmacetado. Sus raíces están apretadas y cubiertas de musgo en forma de bola. Las raíces y el musgo se mantienen en su lugar enrollados con cuerda o alambre. En realidad, se trata de una variedad de bonsái fácil de cultivar y se ha hecho muy popular en los últimos años.
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El cultivo del bonsái es un pasatiempo hortícola muy particular - algunos lo definen como arte - que ha sido desarrollado en Japón. El árbol de bonsái comienza como una semilla de una planta silvestre y es manipulada hasta convertirse en una miniatura, la cual llega a ser más bella incluso que la que hubiera crecido por la mano de la naturaleza.
Durante siglos los japoneses han vivido en un medio ambiente rico y natural y han desarrollado un exquisito gusto por el cambio de estaciones del año. El cultivo de bonsái era una forma de recrear el espléndido escenario de la naturaleza. Por ello, un bonsái es mucho más que una planta en una maceta que se cultiva por la belleza de su follaje y sus flores.
No se sabe a ciencia cierta cuál fue la primera fecha de su cultivo en Japón. En un dibujo antiguo, de comienzos del siglo XIV, se muestra gente mirando una planta de maceta similar a un bonsái. En aquella época, plantar árboles en macetas era una afición de aristócratas, monjes budistas y samurais de alto rango. No obstante, a principios de 1700 muchos habitantes de Edo (actual Tokio) cultivaban árboles y otras plantas en macetas. Pero fue sólo a finales de 1800 cuando la gente comenzó a convertir árboles enanos en obras de arte. No pasó mucho tiempo hasta que los entusiastas comenzaran a hacer grandes exposiciones de bonsáis y de innovadoras técnicas de cultivo. En la actualidad, los bonsáis forman parte de las tradiciones artísticas y culturales de Japón, surgidas por un amor hacia el medio ambiente y la vegetación silvestre. En el extranjero los bonsáis también cuentan con gran número de aficionados y se celebran importantes exposiciones en muchos lugares, especialmente en Estados Unidos y Taiwán.
Era común pensar en Japón que los bonsáis sólo eran árboles enanos cultivados por personas mayores o gente jubilada, que deseaban pasar su tiempo restante en crear algo valioso. Pero la tendencia se ha convertido actualmente en afición de muchos jóvenes que cultivan bonsáis pequeños y de fácil tratamiento y que ven en ello no sólo un valor de futuro, sino también un artículo decorativo para el dormitorio o la sala de estar, así como una satisfacción personal en la vida diaria. Algunas variedades son fáciles de cuidar; pero, aunque populares, siempre se necesita un cierto nivel de conocimiento sobre cómo mantenerlos y cómo convertirlos en trabajos artísticos.
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