La recuperación de los campos de arroz crea un comedero natural para los tokis.
Takano Takeshi trabaja en una corporación del sector público que promueve la agricultura en la localidad de Niibo-mura, en la isla de Sado. Durante sus ratos libres es probable encontrarlo recuperando tierra abandonada para campos de arroz. Está intentando crear las condiciones idóneas para las especies de las que se alimenta el toki, como lochas y caracoles del río.
Su padre, Takano Takaji, ya ha fallecido, contó hasta 27 tokis una vez en 1931, en su campo de arroz en un área montañosa, y solía decir que el colorido de esas aves le hacía parecer como si todo el campo estuviera cultivado de peonías. Sin embargo, en los años 40 el hábitat forestal de las montañas había desaparecido y había muy pocos campos de arroz, que eran los comederos naturales de los pájaros. Por ello, su padre junto con otros lugareños, se dedicó a buscar comida para alimentarlos. Lo que encontraban lo esparcían en un campo de arroz. Takano nos cuenta que él se recuerda contemplando a los pájaros comer y después remontar el vuelo hacia sus zonas de anidamiento. “Fue entonces cuando, con toda mi ilusión infantil, decidí trabajar en su protección.” Ahora se encuentra recuperando campos de arroz en la zona, guiado por el deseo de su padre de ver de nuevo a los tokis en el cielo.
Sus trabajos han recibido el empuje de una ONG llamada Red para Comunidades Rurales Sostenibles, que trabaja en todo Japón protegiendo las zonas rurales ayudándolas a volver a su estado de naturaleza original.
Takeda Jun-ichi, director del secretariado de la organización, nos explica: “Cuando hablamos de comunidades rurales (sato-chi), así como de colinas y montañas (sato-yama), nuestro ideal es ver a la gente aprovechando el regalo de la naturaleza, viviendo en armonía con las criaturas silvestres. Una de las formas de conseguir una relación simbiótica con la naturaleza es cultivar campos de arroz y conservar las áreas forestales.
“Los trabajos de conservación en Niibo-mura incluyen el esfuerzo de unos 30 voluntarios, la mayoría residentes en la isla. La colaboración con gente de fuera de la isla les ayuda a darse cuenta de las ventajas de una relación simbiótica con la naturaleza y aporta a estas localidades un mayor sentido del objetivo. Con la conservación, podemos asegurar que los tokis tendrán comida y transformarán las localidades en mejores lugares para vivir.”
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Takano con caracoles del río de su campo de arroz. Los caracoles de agua dulce tienen una pequeña concha en espiral.
Recuperación de un campo de arroz abandonado. Muchos voluntarios han respondido a la llamada de ayuda solicitada por la Red para Comunidades Rurales Sostenibles. (Foto cortesía de Red para Comunidades Rurales Sostenibles) Red para Comunidades Rurales Sostenibles: http://member.nifty.ne.jp/satochi/ (Portal en japonés)
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