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NIPPONIA No.29 15 de Junio, 2004
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Reportaje Especial*
Retos que debe enfrentar Japón por el envejecimiento de su población
Japón, la tierra de la longevidad, es también una tierra con una población envejecida. ¿Cuál es el mejor sistema que deberá adoptar el país para enfrentar los retos que conlleva una mayor esperanza de vida?
Texto: Kudo Yukiko, consejera de investigación, Centro Internacional de Longevidad de Japón
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En Japón el número de personas con 65 o más años asciende a 23,63 millones, lo que significa el 18,5% de la población total del país que es 127,44 millones de personas. Estas cifras, de octubre de 2002, muestran que Japón cuenta con el mayor porcentaje de tercera edad en el mundo.
 
Existen tres razones demográficas para esa tendencia de envejecimiento:
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Se está reduciendo el índice de mortalidad.
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Hay menos nacimientos./div>
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Está aumentando la esperanza media de vida.
Poco después del final de la Segunda Guerra Mundial, se mejoraron los estándares de vida y de salud en Japón, lo que llevó a un descenso en la tasa de mortalidad. En el año 2000, la tasa de mortalidad infantil era de 0,32% y el 93% de las personas nacidas 40 años antes seguían viviendo. En otras palabras, prácticamente todos los nacimientos llegan a adultos y la gente sigue aumentando su periodo de vida. En 1960 había sólo 144 centenarios, pero 40 años más tarde, en 2000, se llegaba a los 12.256. Japón se ha convertido en una sociedad multigeneracional. En la actualidad hay más personas de la llamada tercera edad (65 o más años) que adolescentes (15 o menos). Esta situación provoca que a la gente le sea permitido un periodo laboral más largo.
Hoy la gente puede elegir su estilo de vida y el matrimonio es considerado como una opción exclusivamente individual. El número de solteros aumenta rápidamente. El porcentaje de hombres solteros es hoy día tan alto que algunas veces se dice que pone en riesgo la supervivencia de la propia sociedad japonesa. El número de niños sigue disminuyendo y la tasa de nacimientos es la más baja o la segunda más baja de todos los países industrializados, dependiendo del año. Debido al descenso de la tasa de natalidad en las últimas décadas, los niños tienen menos posibilidad de beneficiarse de la relación con hermanos, hermanas, tíos y tías. Con familias de pocos miembros en cada generación, la tendencia es a la unidad familiar minúscula, añadiendo al mismo tiempo un número creciente de personas que viven solas.
En el campo laboral, más del 30% de los alumnos de bachiller superior y universidad terminan con empleos a tiempo parcial, sin trabajo estable. Algunos prefieren este tipo de trabajo, pero el resultado final es que sus beneficios financieros descienden en términos relativos. Hoy casi el 70% de toda la asistencia social va dirigida a la tercera edad, creando unas desigualdades que podrían conllevar un conflicto entre generaciones.
No hace tanto tiempo que la situación era muy diferente en Japón. Las fuertes inversiones después de la guerra en tecnologías de innovación espolearon la competitividad y la fortaleza económica del país. Los jóvenes eran los cimientos de la sociedad. Se suponía que todo el mundo se iba a casar y fundar una familia y todos lo hicieron cuando alcanzaron la edad adecuada. Los niños crecieron para convertirse en miembros destacados de la producción industrial. Este sistema era un “Valor escondido” que aseguraba el bienestar social desde los más jóvenes hasta los miembros de la tercera edad. Los jóvenes aprendían de los mayores, cogían el testigo de las empresas familiares y abrazaban los valores de la tradición. Los mayores transferían las responsabilidades a las generaciones más jóvenes y, en general, descansaban tranquilamente cuando llegaban a la jubilación. Hoy, el tejido social ha cambiado tanto que mucha gente no puede ocultar la sensación de inseguridad.
 
Podemos enfrentar este problema de tres maneras:
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Adaptando las tendencias de longevidad, creando oportunidades para nuestros mayores y que permanezcan activos y gocen al máximo de sus largas vidas.
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Promocionando ideales sociales que favorezcan la natalidad, eliminando con ello una de las causas del envejecimiento social.
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Introduciendo políticas que nos ayuden a adaptarnos a los cambios que conlleva el envejecimiento de la población.
Medidas como las que están llevando, tanto el Gobierno de la nación, como los regionales, las organizaciones sin ánimo de lucro y otro tipo de iniciativas que se van a implementar.
Ahora que se ha conseguido una esperanza media de vida muy alta (lo que muchos siempre desearon) y dado que tenemos la posibilidad de elegir nuestro propio estilo de vida, Japón debería desarrollar nuevos valores sociales que acepten la sociedad tal y como es.
Mientras se persigue ese gran cambio en el entorno social, sería un error continuar esperando gozar del mismo crecimiento económico, las mismas relaciones inter generacionales y los estilos de vida familiar anteriores. Es vital que esto sea reconocido por los miembros de la sociedad, las familias, las regiones y la sociedad en general. Una vez que esto se acepte, se necesita trabajar para encontrar un consenso sobre cómo las valiosas tradiciones de Japón y su cultura pueden seguir floreciendo en el nuevo contexto social.
Podría ser que los que hagan frente a esos retos sean los mayores - y también podría suceder que los encargados de hacer prevalecer las tradiciones sean los jóvenes. En cualquier caso, creo que todos los japoneses deben unirse para desarrollar una identidad propia que sea capaz de superar los retos del desarrollo social con flexibilidad. NIPPONIA
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