Me siento feliz cuando corro y desgraciado cuando no puedo entrenar debido al frío o a una lesión.
Eric Wainaina nos comenta esto en japonés y es obvio que disfruta de la vida.
Corrió el maratón por Kenia en los Juegos Olímpicos de Atlanta en 1996 y en los siguientes de Sydney en el 2000. Primero obtuvo el bronce y después la plata es uno de los mejores corredores del mundo en esta especialidad. Trabaja en la empresa de cámaras fotográficas Konica, en el Departamento de Asuntos Generales de la compañía. También forma parte del equipo de atletismo de esta empresa. Me siento casi japonés.
Eric, de 28 años, nació en la ciudad de Nyahururu, Kenia, y llegó a Japón en 1993 cuando tenía 19. Durante la secundaria era uno de los atletas del equipo de su instituto y atrajo la atención del equipo de Konica. Esto le llevó a visitar Japón.
Los kenianos no están interesados en el maratón. En realidad, yo tampoco lo estaba, por lo que cuando la gente me animaba porque corría rápido yo no pensaba mucho en ello. Sin embargo, cuando conocí a un corredor de mi país, más pequeño que yo, y que se había hecho un nombre en Japón, pensé que si yo también iba a Japón podría hacer lo mismo.
En aquel tiempo, Eric no conocía nada de Japón. Las películas y los programas de TV. que veía presentaban el Japón de los samurai. Pensaba que todo el mundo vivía en casas antiguas de madera y que los hombres llevaban el pelo rapado dejándose una coleta.
Casi desde el momento en que llegué aquí, me enviaron a entrenar a unas pistas de la Prefectura de Chiba. Cuando nos ponían sashimi en el comedor en donde entrenaba, me quedaba sorprendido nunca antes había probado el pescado crudo. Y cuando veía a alguien vistiendo el kimono informal, llamado yukata, pensaba : Es cierto que me encuentro en el país de los samurai, a pesar de todo. Nos sonríe.
No tardó mucho tiempo en aclimatarse a la nueva cultura. Al año siguiente, ganó el maratón de Hokaido, norte de Japón. El equipo de atletismo de la compañía advirtió rápidamente su gran potencial.
Es tan aficionado a la comida japonesa, especialmente los fideos udon y la sopa de miso, que se la llevó a los Juegos Olímpicos. Me encanta Japón especialmente por una cosa: la gente de aquí respeta a los demás. Sí, por supuesto, algunas veces se enfadan, pero básicamente a la gente le gusta la gente y son amables con todo el mundo. Por ejemplo, incluso cuando no compro nada en una tienda, ellos dirán con toda probabilidad: Gracias por su visita. Eso nunca ocurriría en Kenia. Cualquier cosa que emprenda un japonés lo intentará hacer lo mejor que sabe. Japón es el mejor lugar del mundo para mí.
Lleva una vida de soltero en la residencia de Konica, en Hachioji, Tokio. A las seis de la mañana, acude a hacer jogging durante una hora. Después de eso, sale hacia el trabajo. La oficina en la que trabaja se encarga de varios temas de la compañía, incluyendo la gestión de las nóminas de los empleados. Sobre las tres de la tarde, vuelve otra vez a correr, entrenando en unas pistas mantenidas por el gobierno metropolitano. Durante su tiempo libre, aprovecha para dar consejos sobre la carrera de maratón a los alumnos de una escuela elemental cercana o a los de la primera etapa de secundaria.
En la compañía le han puesto un apodo cariñoso le llaman Wai-san. En la pista, la gente del barrio le pregunta ¿Cuándo es tu próximo maratón? Cuando regresó de la Olimpiada con una medalla, nos comenta que muchísima gente le saludaba, dándole una palmada en el hombro o la mano. Eric se ha convertido en un héroe en su ciudad de adopción, Hachioji.
Lo más importante es gozar cada momento. Cuando se corre la maratón realmente está uno muy cansado, pero si uno mantiene el optimismo seguro que finaliza bien. Uno puede durar tiempo haciendo una cosa si está convencido de que le divierte.
Eric asegura que su palabra favorita en japonés es akiramenai, que significa nunca te rindas. Su siguiente objetivo es ganar la medalla de oro Olímpica y perfeccionar su japonés. ![](../../../common/images/mark_ni.gif)
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Relajado en la residencia de su compañía. Wainaina trabaja en la fábrica de cámaras fotográficas Konica, por lo que no es extraño el que su afición sea hacer fotografías.
Wainaina ganó el Maratón Internacional de Tokio, celebrado el 10 de febrero de 2002, batiendo su marca personal y haciendo el recorrido en 2 horas, 8 minutos y 43 segundos. (las dos fotos de esta página son cortesía de Corporación Konica)
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