Uemura Aiko obtuvo la quinta plaza en la Copa del Mundo de 2002. Foto tomada en Salt Lake City. (Foto cortesía: The Mainicchi Shimbun)
Foto de Takahashi Noboru
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Los Juegos Olímpicos de Invierno de 2002 en Salt Lake City de los Estados Unidos, levantaron una gran expectación, y los ojos de los japoneses estaban puestos en Uemura Aiko, de 22 años, una de las esquiadoras de esquí artístico de Japón. Llegó a los primeros Juegos Olímpicos del siglo 21 con un récord impresionante: Séptima en Esquí Artístico Femenino en los Juegos de Invierno de Nagano; sexta en la Copa del Mundo de 1999; cuarta en la siguiente Copa, en el 2000; y segunda en 2001. Cada una de las grandes competiciones la acercó un poco más a la cima, por lo que resulta natural que fuera ella la gran esperanza japonesa para obtener una medalla en los Juegos Olímpicos de Salt Lake City.
La modalidad baches del esquí artístico cuenta con muchos obstáculos (llamados moguls) y dos saltos. Los jueces quieren apreciar la velocidad, el equilibrio y la resistencia rápidos y agresivos giros, y movimientos difíciles en el aire. La carrera tiene de 200 a 250 metros de longitud, con una inclinación de 25 a 30 grados. Uemura es capaz de saltar tan alto como los hombres y su técnica de giro es excelente, convirtiéndola en una de las esquiadoras de esquí artístico con más talento del mundo. En las Olimpiadas de Invierno de 2002 sólo obtuvo la sexta plaza, pero su brillante sonrisa le atrajo más admiradores que nunca, obteniendo un gran reconocimiento.
Comencé a esquiar a la edad de tres años y pasé a esquí alpino cuando estaba en primer grado. Tenía 14 años la primera vez que intenté el esquí artístico. Pensé: ¡Es fantástico este deporte! Nunca he tenido problemas con ser el centro de atención y con el esquí artístico me di cuenta de que podía fantasear.
Uemura entró a formar parte del equipo de Japón a la edad de 16 años, gracias a su gran habilidad innata y a su talento en las pendientes. Tenía 18 cuando compitió en las Olimpiadas de Nagano, y su séptima plaza, combinada con su encanto y juventud, le dio inmediatamente el estatus de ídolo en Japón.
Hasta las Olimpiadas de 1998, yo era relativamente desconocida y no me daba cuenta de mi propio potencial, por lo que no era consciente de todo. Pero en los Juegos de Salt Lake City de 2002 pensé que podía ganar una medalla, y la gente que me apoyaba también lo pensaba, por lo que acabé sometida a una gran presión.
El resultado final fue la sexta plaza en lugar de la medalla. Pero yo estaba feliz de ver a la multitud manifestándose a favor de mi actuación y chillando en desacuerdo con los jueces. A partir de ahora, voy a intentar ser más fuerte y más resistente. Confío en llegar la primera en alguna de las grandes competiciones que vienen, especialmente en las Copas del Mundo y en las Olimpiadas. ![NIPONIA](../../../common/images/mark_ni.gif)
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