Reportaje EspecialVivir con robots
La creación de robots andantes de dos piernas se está convirtiendo en una moda en Japón gracias a los innovadores robots desmontados y los juegos robóticos de actividad frenética. Estas páginas ofrecen una mirada desde dentro del simpático mundo de los aficionados de los robots.
Texto: Torikai Shin-ichi Fotos: Enomoto Yoshitsugu
El robot es ágil sobre sus “pies”, se lanza hacia delante, se desliza hacia un lado, se dobla y emite suaves sonidos mecánicos. Parece rendirse, pero no, de repente levanta el brazo derecho sobre la cabeza y luego lo deja caer estrepitosamente, como un experto en karate.
“Ese último movimiento se llama kawara wari”.
El kawara wari es el movimiento de “romper tejas de barro” en las artes marciales, la técnica especial de combate del Shiranui. Ese es el nombre del robot y Hagiwara Yoshiaki es su creador. Empezó haciendo modelos de plástico de Gundam, el famoso guerrero mecánico de los dibujos anime, cuando estaba en la escuela primaria. “Me divertía tanto con los modelos que quería aprender a hacer uno de verdad algún día. Por eso fui a una escuela técnica y empecé a trabajar para una empresa haciendo motores”.
“¿Mi primer robot? Bueno, después de ver los robots luchadores de dos piernas en Robo-One pensé que probablemente podía hacer uno así”. Robo-One es el famoso torneo de robots gladiadores de Japón que comenzó en 2002.
“Estudié el movimiento del cuerpo humano observando mis propias piernas al andar y mi tronco girando sobre la cintura. Una y otra vez apliqué lo que había aprendido a los movimientos del Shiranui con el método de prueba y error. Y quería que el Shiranui pareciera fuerte, así que trabajé bastante en su aspecto. Esperé el momento adecuado y entonces lo presenté en el cuarto torneo de Robo-One”.
La pulcra apariencia del Shiranui llamó mucho la atención, y desde entonces muchos competidores han llevado un nuevo estilo de actuación al espacio reservado para el combate.
“Al llegar a casa después del trabajo, los momentos que más disfruto son aquellos que paso afinando el Shiranui. Es como criar a un niño. Sólo puedes hacer buenos robots si los amas”, sonríe Hagiwara.
La primera tienda de Japón especializada en ‘construya sus propios robots’ fue el Reino de Tsukumo ROBOT. El Reino se inauguró en agosto de 2000 en el tercer piso de la tienda principal de Tsukumo Denki en Akihabara, la ciudad eléctrica de Tokio.
La moda de ‘constrúyalo usted mismo’ empezó fundamentalmente en los colegios. Por eso, la tienda se concentró en los juegos de partes desmontadas de robots educativos. En la actualidad también es un sitio magnífico para que los creadores aficionados de robots intercambien información.
Goto Yamato, quien promueve el comercio al por menor, dice que los robots que se baten en duelo en Robo-One realmente dieron empuje a ese nuevo pasatiempo.
Después del impacto que Robo-One provocó, la tienda empezó a vender robots desmontados andantes de dos piernas, lo cual animó mucho a los aficionados. El modelo KHR-1, creado por Kondo Kagaku, contiene mucha acción y cuesta unos 120.000 “baratos” yenes. Se convirtió en el producto de mayor venta de la tienda una vez bajó de su precio inicial de unos 400.000 yenes. Tsukumo ha vendido más de tres mil hasta ahora.
Goto mira al futuro: “Planeamos organizar clases de manera regular para enseñar a los niños los fundamentos y ayudar a más gente joven a experimentar la diversión de montar su propio robot. Ojalá unos cuantos pasen a convertirse en ingenieros”.
Los deportes de robots de combate tienen mucho éxito en Japón. Tres de los muchos concursos que hay son: el Robo-One (donde hasta ahora han competido más de doscientos equipos), el Torneo Japonés de Sumo-Robots (donde el robot ganador empuja al otro fuera del círculo), y la Robo-Copa para ciberjugadores de fútbol. “Si se cuentan también los preparativos, debe haber unas ciento cincuenta o doscientas competiciones de robots al año”, dice el editor de la revista Robocon. Desde su primer ejemplar de diciembre de 1998 la revista ha ofrecido abundante información sobre cómo montar un robot, concursos y otras cosas.
El editor de la revista está seguro de que el número de constructores de robots ha crecido en los últimos años. “Nuestros lectores nos envían postales: algunos son jóvenes alumnos de primaria, otros tienen más de sesenta años. Un jovencito escribió que quiere aprender lenguaje de programación C para algún día poder programar su propio robot”.
¿Podría la moda estar impulsada por tantos robots desmontados en el mercado y la actividad frenética de los concursos de combate? “He visto muchos de esos concursos en los últimos años, y me parece que los creadores de los robots son los que mejor se lo pasan. Si los torneos fueran más divertidos también para los espectadores, el número de aficionados crecería aún más”.