Reportaje EspecialVivir con robots
Pueden subir escaleras, correr y levantarse si se caen. Los robots humanoides son cada vez mejores en moverse como los seres humanos. Ya pueden manipular equipo pesado, empujar una silla de ruedas, servir el té y aprender otras tareas útiles. No está demasiado lejos el día en que las personas podrán interactuar con ellos cotidianamente.
Texto: Torikai Shin-ichi
Fotos: Enomoto Yoshitsugu
La creación de robots humanoides en Japón dio un gran paso adelante en diciembre de 1996 cuando la empresa Honda Motor presentó su robot andante. El P2, prototipo de ASIMO de dos piernas, se mantenía erguido sobre sus “pies” y encontró a muchos investigadores completamente desprevenidos.
En aquel momento se daba por sentado que nadie podía crear un robot andante de dos piernas. Al ver el P2, los investigadores se dieron cuenta por fin del potencial de los robots humanoides.
Pero, ¿por qué iba Honda, un fabricante automovilístico, a desarrollar un humanoide? “La respuesta reside en que Honda comprendió que la movilidad se basa en la capacidad de andar”, explica el investigador Shigemi Satoshi, que tomó parte en la creación del ASIMO.
Honda empezó a diseñar robots andantes de dos piernas en 1986. Sus investigadores examinaron cómo andan los seres humanos y los animales, y estudiaron libros de medicina para conocer bien las articulaciones humanas, sobre todo su forma y la función que desempeñan en el movimiento. Su primer trabajo fue estudiar el cuerpo humano. Desarrollaron una tecnología que permitiera a estas máquinas andar sobre dos piernas, y realizaron varios prototipos que reproducían exactamente los movimientos de la parte inferior del cuerpo.
El prototipo ASIMO P2 pesaba 210 kg. y era 182 cm. de alto. El P3 de Honda apareció al año siguiente, en septiembre de 1997, y era más pequeño y ligero: peso 130 kg., altura 160 cm. El P3 llevó a la creación del ASIMO, que tiene 120 cm. de alto y pesa 52 kg.
Por aquel entonces, en 1998, el Ministerio de Industria y Comercio Internacional de Japón puso en marcha su propio programa: el Proyecto Robótico Humanoide (HRP). La mayor parte del trabajo se le asignó al Instituto Nacional de Tecnología y Ciencia Industrial Avanzada (AIST). Su objetivo era crear un robot humanoide que pudiese ayudar a las personas en su vida diaria. En sus comienzos la investigación se basó en el P3 de Honda.
Antes de 2003 el Instituto había desarrollado su propio humanoide: el HRP-2. Se las ingeniaron para hacerlo bastante pequeño (altura 154 cm., peso 58 kg.). Su libertad de movimiento de cintura es un gran avance y, si se cae de espaldas, puede levantarse por sí solo. Puede subirse a un vehículo de carga pesada y manejarlo como una persona.
“La meta final sería que los robots humanoides sean capaces de funcionar en el mismo entorno que los humanos, utilizando los mismos instrumentos y ofreciendo beneficios económicos sustanciosos. Desde luego, deberían tener un aspecto un tanto humano; si no, a la gente le resultaría difícil relacionarse con ellos”, dice Hirukawa Hirohisa del AIST.
El HRP-3, último prototipo del Instituto, fue creado en otoño de 2005. Puede trabajar al aire libre porque es más resistente al polvo, la suciedad y la lluvia.
“Los robots humanoides deberían poder trabajar como nuestros ayuantes personales. Son especialmente necesarios en Japón y otros países donde la población está envejeciendo”, dice Inoue Hirochika, profesor honorario de la Universidad de Tokio y jefe del proyecto del HRP.
“La idea es conseguir que obedezcan. Cuando uno se hace viejo y débil, quiere que le entiendan órdenes como ‘Tráeme eso’ o ‘Sujeta esto’. Es decir, necesitamos máquinas que nos ayuden a mantenernos independientes y libres de limitaciones físicas. Y estaría bien conseguir que el precio bajara y costara como un coche”.
Esto suena un poco como el ASIMO, que está sólo a unos pasos de convertirse en un compañero humano.
¿Qué impide aún a estos robots convertirse en nuestros compañeros? “Bueno, por una parte, el cuerpo y la cabeza deberían ser bastante blandos. Será más seguro interactuar con ellos cuando sus cuerpos sean más blandos, y serán más inteligentes cuando sus ‘cerebros’ puedan pensar con más flexibilidad”.