El primer sistema japonés para parar un tren bala Shinkansen antes de que el suelo temblara utilizaba estaciones sísmicas a lo largo de la costa, además de otros lugares, que enviaban señales a los transformadores cuando el sismógrafo de alguna de las estaciones oscilaba más de una determinada cantidad. Pero ese sistema dependía de determinar la intensidad de fuertes ondas de sacudida y la única forma de saber si se podría detener un tren antes de que el temblor alcanzara los railes era esperar un terremoto para comprobarlo.

Por ello, la Compañía Central de Ferrocarriles Japoneses, que gestiona el Shinkansen de Tokaido, introdujo en 1992 el sistema UrEDAS (Sistema de Detección Urgente y Alarma ante Terremotos). Los sismógrafos UrEDAS captan ondas sísmicas débiles, llamadas ondas P, que alcanzan la superficie terrestre antes de que se produzca el seísmo principal desde el epicentro. El sistema evalúa inmediatamente la intensidad del seísmo y las zonas de riesgo. Estos dos factores serán utilizados para determinar los niveles de riesgo en el trazado de la línea férrea. En caso de que el riesgo sea superior a un determinado nivel se envía una señal a los transformadores que detendrán los trenes. El lapso de tiempo entre la detección de las ondas P y la emisión de la señal es de sólo tres segundos.

Un nuevo sistema UrEDAS, lanzado en 2004, utiliza el último método ideado por la Agencia Meteorológica de Japón para estimar la intensidad del terremoto y otros factores. Esto ha conseguido reducir el intervalo de tiempo a dos segundos. Antes, los trenes eran en ocasiones detenidos aunque la sacudida sísmica fuera muy pequeña, pero este nuevo sistema lo minimiza.