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NIPPONIA No.33 15 de Junio, 2005 |
Reportaje Especial*
Amigos en los momentos de desastre
La vida humana pende de un hilo cuando sucede un terremoto, tsunami, tifón o cualquier otro desastre natural. También se puede perder la vida en accidentes, incendios y otras calamidades provocadas por los humanos. Los desastres pueden ocurrir en cualquier momento y en cualquier lugar del mundo. Las víctimas necesitan de alguien que las rescate sin pérdida de tiempo. En este artículo les presentaremos a dos grupos en Japón preparados para viajar al lugar del desastre en otras partes del mundo y sumarse a los efectivos de salvamento que estén actuando.
Texto: Takahashi Koki, Fotos: Saimon Fujio y Sakai Nobuhiko
Otras fotos: Cortesía del Departamento de Bomberos de Tokio.
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Sakata Sadatoshi está al frente de los 60 miembros del Equipo de Grandes Rescates Dai-ni Shobo Homen Honbu (Segunda Cuartel General de Respuesta en Desastres). Cuenta con 28 años de experiencia en rescate de víctimas de desastres, así como de entrenar a la gente
en técnicas de salvamento.
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En marcha hacia el lugar del desastre Cada segundo cuenta
Equipos de Grandes Rescates
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Octubre de 2004. Un fuerte terremoto sacude la zona central de la Prefectura de Niigata, a unos 200km al norte de Tokio. Rocas y tierra se abalanzan contra un automóvil que circula por un valle del río. El vehículo queda sepultado con dos niños y su madre en el interior. Cuando pasados tres días la mitad del coche es desenterrado fue imposible saber si estaban aún con vida. Debido a la posibilidad de un temblor secundario podrían haber caído más rocas sobre el coche y los propios rescatadores. Sin embargo, el Equipo de Grandes Rescates del Departamento de Bomberos de Tokio se las arregló para quitar los escombros y encontrar con vida a un niño de dos años. Fue sacado sano y salvo cuatro días después del terremoto.
Los Equipos de Grandes Rescates fueron creados en 1996, al año siguiente del Gran Terremoto de Hanshin Awaji que destruyó la región de Kobe. El objetivo de estos equipos es rescatar gente y proporcionar los primeros auxilios a las víctimas inmediatamente después de que ocurra un desastre como terremotos o tsunamis. Acuden a cualquier parte del país bajo las órdenes del Jefe del Departamento de Bomberos de Tokio. También han salido al exterior en caso de grandes desastres, como una unidad especial del Equipo de Rescate Internacional, Servicios de Bomberos Japoneses (IRT-JF). Acudieron a Indonesia en 1997 para ayudar en un gran incendio de bosques; en 1999 a Colombia, Turquía y Taiwán, tras sendos terremotos; en 2003 fueron a Argelia, también tras un terremoto, lo mismo que a Marruecos en 2004 y a Sumatra tras el potente tsunami producido por un fuerte terremoto en sus costas.
Los equipos, con base en Tokio, están formados por tres unidades, cada una con 20 miembros. Todos ellos han completado un duro programa de entrenamientos que los ha convertido en una fuerza de rescate especializada. Uno de los miembros nos comenta: No existe un examen especial para acceder a estos Equipos de Rescate. En un primer momento los candidatos reciben un entrenamiento de 40 días especializado en rescates. Es un programa muy riguroso y sólo aquellos verdaderamente capacitados se unen a las unidades y lucen el distintivo traje de color naranja. Y serán sólo los mejores de ellos los que accederán al Equipo de Rescate. Por ello, los pocos candidatos que lo consiguen están realmente cualificados para esta tarea.
Los miembros del Equipo se encuentran siempre en alerta. Siempre se encuentra una unidad en servicio. El servicio dura 24 horas, por lo que cada unidad está libre cada tres días. Durante el servicio se dedican a aprender a manejar y mantener en perfecto estado una excavadora, una grúa y un vehículo dotado de espuma y sistemas de extinción de incendios. Una de las piezas del Equipo, por la que es muy conocido, es el Sirius. Este mecanismo emite ondas electromagnéticas que detectan los latidos del corazón y otras señales de vida bajo las rocas y los escombros. El Sirius les ayudó a localizar al niño atrapado en el coche con su madre tras el terremoto que sacudió la región de Chuetsu, en la Prefectura de Niigata.
Una vez que han sido solicitados y acuden al lugar del desastre, los miembros del equipo a veces tienen que alimentarse sólo con galletas duras, y dormir en el vehículo o en tiendas de campaña. Pero no hay quejas. Están contentos de acudir a los lugares en los que les necesitan ese es su trabajo y se sienten orgullosos por ello.
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