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NIPPONIA No.32 15 de Marzo de 2005
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Reportaje Especial*
Cerámica en Manos de la Naturaleza
La decoración ornamental en la porcelana es motivo de una gran admiración, pero los japoneses profesan un especial amor por los pequeños objetos de arcilla decorados con la sencillez del proceso natural.
Texto: Torikai Shin-ichi, Fotos: Kono Toshihiko
Las fuerzas de la naturaleza son más potentes que el antojo artístico
Fujiwara Kazu, Alfarero de Cerámica Bizen
Bizen, ciudad de la Prefectura de Okayama, es uno de los antiguos centros ceramistas de Japón. Aquí, los ceramistas moldean la fina y oscura arcilla en forma de jarrones y los cuecen a más de 1.000 °C hasta que se convierten en lo que se ha dado en llamar gres. En el interior del horno, la arcilla reacciona con la ceniza de la madera quemada creando dibujos abstractos fascinantes. Este azar surgido del horno es uno de los especiales encantos de los objetos de Bizen.
La apariencia final depende del proceso natural que ocurre por si mismo en el horno. La cerámica Bizen es absolutamente natural, nos comenta Fujiwara Kazu, miembro de una famosa familia de artesanos ceramistas de Bizen - su abuelo Kei y su padre Yu han sido considerados parte del Patrimonio Nacional Viviente.
Kazu sabe muy bien lo que quiere de su obra artística.Cuando cargo el horno confió en que las piezas tomen el color que deseo, con los diseños que he previsto. Pero, ciertamente no estoy seguro de ello.
Trabaja con variables - lugar en el que colocar las piezas en el horno, cuánta leña utilizar, cómo hacer circular el calor - obtenidas de la experiencia. Es como una batalla de deseos entre el horno y yo.
Una vez cebado el horno, lo mantiene encendido durante 12 o 13 días y noches. Se queda cerca de él todo el tiempo y durante las dos últimas noches apenas pega un ojo.
Me guío por los sonidos, como los del crujir de la madera quemándose y el ruido del aire que penetra en el horno. A veces, añado madera para aumentar la temperatura. Es como si hablara con el fuego.
Entonces llega el momento de abrir el horno. Las piezas de cerámica aparecen, pero no necesariamente con los colores o modelos que había planeado. No obstante, eso no significa ni mucho menos fracaso. Simplemente me expresa el poder de la naturaleza. Miro las piezas y me digo: Así que es así como querías ser al final. ¡Bien por tí! En un último análisis, la cerámica deja a la naturaleza hacer su trabajo. Esa es la sensación que me queda cada vez que abro el horno.
La naturaleza expresa su intención artística - ese es el encanto y la belleza de la cerámica Bizen.
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