Ando Miki electrificó al público durante la final del Gran Premio Junior de patinaje artístico, al realizar con éxito un cuádruple salto Salchow. Esto ocurría en diciembre de 2002 en La Haya, Holanda. El salto cuádruple es un salto sólo realizado por un pequeño grupo de patinadores masculinos, ninguna fémina de este deporte lo había conseguido hasta ahora en el mundo. La noticia del récord batido se extendió rápidamente por todo el planeta.

Ella misma nos comenta entre sonrisas tímidas: “No creo que sea para tanto lo del salto cuádruple, pero debo darle gracias a Dios por ayudarme a conseguirlo en una competición tan importante. Y por supuesto a mi entrenador, mi familia y mis fans que también jugaron un papel importante”.

A los 15 años, Ando aún mantenía un aire infantil. Durante su primer año de bachiller intentaba el salto cuádruple Salchow el 80% de las veces en los entrenamientos y le resultaba muy extraño hacerlo durante una competición oficial importante. “Estoy en el aire apenas 0,7 segundos para el salto cuádruple. No hay tiempo para pensar o mirar a ningún sitio. Ni siquiera oigo a la multitud. Mientras salto, mi mente está en blanco”.

Ando parece haber nacido con patines en los pies cuando toca el hielo. Comenzó a patinar cuando estaba en el tercer grado y enseguida se enamoró de este deporte. Al año siguiente, ya hacía el doble eje (dos vueltas y media) en las competiciones. “ En el quinto grado, decidí que me prepararía para ser una patinadora artística y participar en las grandes competiciones. Eso ocurrió tras ver a Tsara Lipinski, de EE.UU., en las Olimpiadas de Nagano. Pensé para mí: Quiero hacerlo como ella”.

Ando hace una mueca simpática: “Por supuesto me pongo nerviosa cuando compito, pero me divierte estar sobre el hielo. Practicar también es divertido. Practico todos los días tras las clases, de 4 a 6 p.m. Los fines de semana viajo a Yokohama, desde Nagoya, para entrenar.

“Durante los entrenamientos nos concentramos más en el patinaje que en el salto. Si uno consigue patinar bien, deslizarse y mantener el equilibrio será fácil y se podrá conseguir velocidad. Yo tuve que añadir expresividad a mis actuaciones. Pienso que es más duro que saltar. Por lo que también estoy tomando clases de baile y ballet”.

Ser capaz de dar cuatro vueltas en el aire es un logro extraordinario, pero ello sólo no la convierte en la mejor patinadora artística del mundo. “Estoy deseando que vengan las Olimpiadas. Quiero que la gente de todo el mundo vea lo que soy capaz de hacer”. En estos momentos,ella tiene la vista puesta en los Jegos de Invierno que tendrán lugar en Torinao, Italia en 2006.