Su primer contacto con la cultura japonesa tuvo lugar en el festival de Teatro Internacional de Camerún (CITFEST), un evento de periodicidad anual. Japón estaba representado en el festival, por lo que tuvo la oportunidad de conocer la actuación tradicional japonesa, especialmente Noh, kyogen y kabuki.

“Me sorprendió enormemente la diferencia que había con el tipo de teatro que nosotros representábamos. Las obras en Camerún cuentan con un argumento, un mensaje que sirve de hilo conductor. Sin embargo, Noh y kiogen expresan algo no a través del argumento, sino por medio de retazosde emoción. Y los sentimientos no se expresan directamente – parecen emanar del alma del actor. Encontré fascinante ese método y quise estudiarlo”.

Comenzó a soñar con viajar a Japón y finalmente lo consiguió en el año 2000. La visita se realizó por invitación del Centro Japonés del Instituto de Teatro Internacional y estudió durante tres meses bajo la dirección del famoso maestro de kyogen, Nomura Mannojo. En la actualidad, se encuentra investigando en kyogen y danza tradicional japonesa, con una beca de dos años de la Agencia para Asuntos Culturales.

Ahora practica el estilo Seiha Ichiyama de danza japonesa en la ciudad de Ota, Tokio. Su profesor, Ichiyama Kimie, ensalza su remarcable sentido del ritmo y su habilidad para el ma, tipo de pausa radical exclusiva de Japón. Obviamente, se suele llevar kimono, con lo que atrae la curiosidad amistosa en el centro de ensayos, en el que todo el mundo le llama “Sam”. Cuando llega el verano, es probable encontrarle en algún festival local bon-odori con su maestro, mostrando al público japonés como danzar a la manera tradicional.

“El pueblo japonés es respetuoso y eso se nota durante una conversación – lo que se dice no es tan importante como el mantener una atmósfera cálida y cordial. Incluso cuando no está muy claro lo que alguien dice, es mejor dejar fluir la conversación, introduciendo alguna interjección aquí y allá. Este énfasis en la atmósfera, en lugar de en el contenido, puede tener algo en común con las artes tradicionales de Japón”.

Ngwa vive solo en un apartamento de Tokio. En los ratos que no practica danza tradicional japonesa, tiene oportunidad de participar en alguna representación de teatro moderno japonés. Tiene la esperanza de promover algún día lazos teatrales entre Camerún y Japón.
“Cuando representamos en las formas antiguas de la danza tradicional japonesa, todo nuestro cuerpo se encuentra en equilibrio y, a veces, debemos impostar la voz de formas diferentes. Por ello, cualquiera que estudie danza japonesa en realidad está adquiriendo las bases de la actuación. Esa es otra de las razones por las que deseo introducir los estilos antiguos de danza japonesa en Camerún”.

Ngwa dice que la interacción entre las culturas es buena para ambos países. “Mi ideal es que mi país y Japón se relacionen apoyando las representaciones de teatro y danza”.