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NIPPONIA No.33 15 de Junio, 2005
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Los Animales y la Cultura Japonesa
El siluro y los terremotos
entre el folklore y la realidad
Texto: Ito Kazuaki, ex comentarista de la Corporación Radiotelevisora del Japón (NHK)
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Siluro hembra biwa-ko o-namazu. Esta variedad alcanza una longitud de alrededor de un metro. Los siluros se encuentran en todo el mundo, con 13 variedades en Japón. Son peces nocturnos que comen los peces y no tienen escamas. Cuentan con entre dos y cuatro pares de pelos estilo bigotes cerca de la boca (Foto: Uchiyama Ryu)
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Antiguamente, la gente en Japón creía que un siluro gigante habitaba los fondos marinos y que cada vez que se movía provocaba un terremoto. Sabemos que esa superstición se mantuvo durante largo tiempo, porque cada vez que había un fuerte terremoto en las postrimerías del periodo EDO (Siglo XVIII y primera mitad del XIX) se vendían gran cantidad de dibujos xilográficos namazu-e, todos mostrando algún tipo de relación entre el siluro y la actividad sísmica.
¿De cuándo data, pues, esta conexión entre los terremotos y el siluro y cómo se expresaba?
El primer texto conocido que recoge la conexión entre el siluro y los terremotos es una carta de Toyotomi Hideyoshi (1536-98), el unificador de Japón. En las postrimerías de su vida decidió construir un castillo en el distrito Fushimi de Kioto y, por supuesto, lo quiso proteger contra los terremotos. En su carta al oficial de Kioto a cargo de la administración, escribió: “Durante la construcción del Castillo de Fushimi, asegúrese de aplicar todas las medidas de seguridad del siluro”. La elección de esas palabras indica que al menos en 1592, fecha de la carta, ya se había establecido la conexión entre el siluro y la actividad sísmica.
El famoso poeta Matsuo Basho (1644-94) establece la misma conexión. Este verso aparece en su Edo Sangin, publicado en 1678:
O-jishin tsuzuite ryu-ya noboru ran.
Takejujo-no namazu narikeri.
La primera línea es un poema corto de Jishun, alumno de Basho, en el que describe los terremotos fuertes como un dragón emergiendo violentamente desde el fondo marino. La segunda línea, de Tosei (seudónimo de Basho), ironiza: “No, se trata de un siluro gigante moviéndose”.
Muchos dibujos xilográficos ilustran dicha conexión a mediados del siglo XIX. Tras un gran seísmo que golpeó Edo (actual Tokio) en 1855, los artistas publicaron entre 200 y 300 dibujos namazu-e de naturaleza ingeniosa o satírica, disculpándose en nombre del siluro. Algunos fueron vendidos como conjuros para proteger a su propietario de posibles calamidades futuras, en algunos casos agradeciendo a ese pez por utilizar los terremotos para cambiar el mundo para bien.
La asociación con los terremotos probablemente surgió hace mucho tiempo cuando la gente observó a los siluros actuando de forma extraña. Por ejemplo, una publicación llamada Ansei Kenbunshi mencionó que justo antes del Terremoto de Edo en 1855 los siluros se manifestaban extrañamente activos.
También existe el testimonio de alguien que fue a pescar anguilas de río, pero sólo pescó siluros. Recordó el dicho de que ocurriría un terremoto tras un comportamiento extraño de esta especie, por lo que regresó rápidamente a casa y se preparó para el desastre que iba a ocurrir. Con seguridad, esa misma noche un fuerte terremoto golpeó su área.
Algunos días antes del grave Terremoto de Tokio de 1923 se vieron siluros chapoteando en una laguna en Mukojima, Tokio. El día anterior al desastre se comentó que muchos siluros actuaban de forma errática en la superficie de una laguna en Kugenuma, en las cercanías de la Prefectura de Kanagawa, lo que hizo muy fácil sus capturas – suficientes como para llenar tres grandes recipientes.
Estos datos intrigaron a los entendidos y les generó la idea de predecir los terremotos manteniendo siluros y observando su comportamiento.
No obstante, no existen evidencias científicas sobre la conexión entre el comportamiento del siluro y los terremotos. Este pez vive generalmente en el lecho de las lagunas y aguas poco profundas, por lo que es probable que puedan sentir ligeros cambios en las corrientes eléctricas generadas en los fondos antes de un seísmo. Esto podría producir su actividad en la superficie, aunque son sólo conjeturas de los científicos.
Los siluros no son las únicas criaturas que manifiestan un comportamiento extraño en los momentos de un terremoto. Pero no parece probable por mucho que se descubra en el futuro que algún día el siluro sea utilizado como la mejor forma de predecir la actividad sísmica.
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