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NIPPONIA No.30 15 de Septiembre de 2004
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Los Animales y la Cultura Japonesa
Los mensajeros del dios del arroz equilibran la población de ratones del arrozal
Texto: Imaizumi Tadaaki, zoólogo   Fotos: Omori Hiroyuki y Kono Toshihiko
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Un zorro hondo kitsune en otoño. Esta variedad cuenta con unas patas pequeñas, pero es muy hábil a la hora de construir su madriguera, con túneles de hasta 30 metros, que se extienden bajo zonas arbóreas y campo abierto. Un adulto tiene una longitud de 80 a 120 cm y pesa de 4 a 7 kg.
(Foto: Maki Hirozo)
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El zorro cuenta con un lugar de honor en el Monasterio Fushimi Inari, uno de los monasterios más antiguos de Kioto. Según la religión Shinto, los zorros son deidades guardianes y mensajeros del dios del arroz, Inari. Si pasea a través de las instalaciones del monasterio, quizás sienta la verdad de esta tradición, debido a su gran cantidad de estatuas de zorro.
Fushimi Inari es el monasterio central de más de 30.000 monasterios Inari que hay a través del país. Su belleza natural fue descrita por el arquitecto estadounidense, Henry Plummer, en este pasaje sobre las puertas torii (arco de entrada) que conducen al monasterio principal:
La sucesión de arcos de entradas y su rápida llegada y salida provocan un impacto adicional por la alternancia de sus colores; el despilfarro de rojos, con el eco de sus verdes complementarios, como el inocente aparecer primaveral recibe el eco de la sangre alterada de los seres humanos.
(Fuente: Luz en la Arquitectura Japonesa)
Japón recibió una gran influencia de China en la antigüedad. Por ejemplo, los japoneses adoptaron la antigua creencia china de que los pájaros y los animales eran mensajeros de los dioses, e incluso también dioses en sí mismos. Uno de estos animales fue el zorro. Los zorros mantenían a los pequeños ratones bajo control, comiéndolos. Y dado que protegían los arrozales, acabaron por convertirse en dioses.
En realidad, los zorros comen algo más que ratones silvestres – su dieta incluye conejos, pequeños pájaros, frutas y otras cosas, pero su principal fuente de alimento es el ratón. En un estudio reciente se demostró que este alimento suponía el 69% de su dieta, mientras el 20% eran conejos, el 10% plantas y frutas y el resto insectos y cosas variadas. Desde el momento en que ellos aseguraban las cosechas, ¡porqué no iban a contar con algo divino!
Sus métodos de caza son poco frecuentes. Se pasean por zonas de hierba gruesa escuchando el sonido de los ratones. Sus oídos son tremendamente eficaces para adivinar dónde se encuentra la comida. El zorro es un miembro de la familia de los cánidos, pero a diferencia del perro no depende de su sentido del olfato – caza mucho más con el sonido. Cuando sus oídos le conducen a un ratón, salta. Cuando se arrastra, agarra a su presa con las garras delanteras, mordiéndola al mismo tiempo. Si no lo consigue, vuelve a saltar, una vez tras otra, hasta cazar al ratón.
Abril es un tiempo de gran actividad para los zorros, ya que es la época de alimentar a sus cachorros. Trabajan a destajo cazando ratones, manteniéndolos en sus estómagos y regurgitándolos para los suyos en la madriguera. En esos momentos, prácticamente la totalidad de su dieta consiste en ratones. Y por otra parte, en esta época es cuando menor es la población de roedores, una vez pasado el frío invierno. Ya que no hay muchos ratones – justo han comenzado su ciclo reproductor – es fácil de adivinar las grandes cualidades del zorro como cazador. Sin embargo, en realidad no las tiene. Se ven obligados a saltar un promedio de por lo menos 10 veces para obtener un ratón. Este dato nos demuestra lo perseverante que son como cazadores.
Lo extraño es que cuando la población de ratones aumenta, en los meses de junio y julio, es cuando los zorros son más torpes. Las hembras dan a luz a sus cachorros – normalmente de 4 a 6, aunque a veces hasta 13. Con todas esas nuevas bocas se necesita mucha más comida. No es fácil mantener sus pequeños estómagos satisfechos y los zorros, habitualmente seres nocturnos, se ven obligados a cazar a la luz del día. Sus carencias a la hora de cazar no son ciertamente por falta de intención.
Por ello, ¿cuál es el problema? A principios de verano la hierba ha crecido alta y densa y se piensa que los zorros no pueden percibir demasiado con el oído porque hacen muchos ruidos con la hierba, complicado por el propio ruido del viento.
Los productores de arroz conocen desde hace mucho tiempo que a los zorros les encantan los ratones. Por ello, no hay que pensar mucho para saber que han sido siempre muy apreciados y, al final, celebrados como mensajeros del dios en los monasterios Inari.
Otro hecho interesante sobre los zorros y los monasterios Inari es que se dice que estos animales son muy aficionados al abura-age (la cubierta del tofu frito), por lo que es una ofrenda muy común en los monasterios Inari. Podría ser que este tipo de ofrenda en realidad fuera un sustituto de la carne de ratón.
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