Es un hombre de pies ligeros y franca sonrisa en su rostro. Se podría pensar que se trata de un joven que vive para el riesgo. Cveto Podlogar (43) pasa gran parte del tiempo en la montaña. “Mi trabajo es mi hobby, por lo que soy una persona feliz.”

Japón es un país isleño relativamente pequeño, pero cuenta con un gran número de montañas que superan los 3.000 metros de altura. Excepto el Monte Fuji, todas pertenecen a los Alpes Japoneses en la isla central de Honshu. Podlogar trabaja como guía en esas y otras montañas, enseñándoles a combinar entretenimiento y seguridad. El fue la primera persona extranjera reconocida por la Sociedad Japonesa de Guías Alpinos como guía montañero.

Podlogar nació y creció en las montañas de Eslovenia, en la antigua Yugoslavia. Su padre era el responsable de una oficina forestal, lo que explica su amor por la montaña. Aprendió a esquiar a la edad de tres años y se desplazaba a comer todos los días hasta la oficina de su padre. Cuando fue más mayor comenzó a hacer la compra atravesando las montañas – el viaje de ida y vuelta le tomaba todo el día. Su vida en las montañas fortaleció su cuerpo y su espíritu y cuando cumplió 17 años entró a formar parte del equipo nacional de Yugoslavia, en la modalidad de carrera a campo a esquí. Participó en dos Juegos Olímpicos en Lake Placid y Sarajevo.

“Visitamos muchos países, y cuando tenía un rato libre me escapaba a la montaña. Lo encontraba más divertido,” nos comenta sonriendo.

A los 28 años se retiró de las competiciones y se dedicó a ver el mundo – América del Sur, China, Hong Kong… y terminó en Japón.

“No acabo de entender del todo a Japón. La gente aquí no parece muy lógica, sin embargo el resultado de sus acciones está basado en la razón. Cuando llegué por primera vez a Japón me pareció un país sorprendentemente misterioso.”

Podlogar conoció a una joven japonesa, Chiharu, en un complejo de esquí en Yamagata y se casaron en 1992. Poco tiempo después comenzó a dirigir un complejo en la Prefectura de Nagano y frecuentó las montañas de diferentes partes del país, siempre atraído por su encanto.

“Es sorprendente cómo las montañas aquí han desarrollado tanta variedad. Por ejemplo, los copos de nieve – existen enormes diferencias entre los grandes copos y el polvo. Y durante el verano se pueden observar diez o más diferentes tipos de plantas creciendo en un simple metro cuadrado de terreno. Las montañas japonesas me enseñaron que había muchas más cosas que escalar. Nos ofrecen también una gran oportunidad de gozar de la naturaleza.”

"Está especialmente interesado en un deporte de montaña exclusivo de Japón – sawa-nobori, subir un surco de montaña en lugar de utilizar una pista forestal. Ello significa tener que sortear grandes rocas y árboles caídos, muchas veces empapado, gozando un día en la montaña a través de las sensaciones del propio cuerpo. Se convirtió en guía alpino para mostrar este tipo de diversión a mucha gente.

“Cuando guío a la gente, es como estar con unos amigos, aunque nuestra máxima prioridad es la seguridad, por supuesto. Les hablo de las plantas, de Eslovenia y de muchas cosas más. Y me gusta mucho bromear.”

Junto con su esposa Chiharu vive en Tokio. Cuando le solicitan hacer de guía ella se queda en casa. Tanto él como su esposa gozan contactando con gente de todo el mundo a través de la naturaleza.

“Todos los años organizamos viajes a Eslovenia para grupos japoneses, guiándoles por las montañas. También me gusta mostrar a la gente extranjera las montañas de Japón. Los extranjeros tienden a pensar que en Japón las montañas son más bajas y fáciles de escalar que las europeas. Pero después se encuentran con la realidad, por lo que si no te gustan las dificultades no deberías escalarlas.”

Cuando escuchamos a Podlogar hablar sobre su pasión por las montañas japonesas, nos da envidia.