Reportaje EspecialOrigami
Páginas de Hoketsuki (“Cómo envolver y atar”), publicado en 1764. El libro despertó un gran interés en las técnicas del plegado decorativo de papel (orikata), que fueron adoptadas por la sociedad marcial de aquellos tiempos y después trasmitidas de una generación a otra. (Propiedad del Instituto de Diseño Origata)
En otros tiempos los japoneses aprendieron a emplear fibras de la corteza de arbustos como los kozo y los gampi para fabricar un papel fino pero fuerte. Ese papel se empleó en las casas para las puertas correderas fusuma y los biombos byobu. Como se necesitaba un papel fuerte, los fabricantes desarrollaron técnicas para colocar las fibras en cierto número de capas. Entonces se pudo utilizar para cubrir los espacios vacíos de las puertas correderas shoji, que proporcionan una cierta privacidad pero dejan pasar la luz. También dejaban pasar la luz de los farolillos chochin y las lámparas andon, ampliamente utilizados desde finales del siglo XII hasta el XVII e incluso más tarde. Los farolillos requerían un papel consistente que aguantara el repetido plegado y desplegado cada vez que se guardaban y se volvían a usar. Ese tipo de papel llamado washi pareció adecuado posteriormente para el origami.
Las cuatro estaciones del año tan diversas propiciaron en la tradición diferentes actividades rurales, las cuales, junto a festivales relacionados con la agricultura, se convirtieron en acontecimientos muy importantes que marcaban los cambios del ciclo anual. Esos actos se asociaron a una cultura que ponía de relieve la formalidad y las buenas maneras en la presentación; por ejemplo, las ofrendas a los dioses se colocaban en papeles doblados esmeradamente, y los objetos festivos se envolvían en papel de una forma establecida, formal. Esas prácticas, que suponemos provienen de la antigüedad, se reflejaron después en las maneras formales y el sentido del decoro de la sociedad marcial del periodo Muromachi (siglos XIV a XVI). Fue en esa época cuando se desarrolló la costumbre de envolver bellamente los regalos en papel, costumbre del plegado decorativo formal, llamado orikata o origata, que está en el origen del origami.
El plegado orikata se practicó ampliamente durante el periodo Muromachi y posteriormente, sobre todo incitado por un libro llamado Hoketsuki (“Cómo envolver y atar”), publicado en 1764. Lo escribió Ise Sadatake, el jefe de la familia Ise, cuyos miembros fueron consejeros en asuntos de etiqueta en el shogunado de Edo (actual Tokio). Otro libro de la época fue Senba-zuru Orikata (“Cómo doblar cien grullas”), escrito por el monje Rokoan en 1797, que explicaba 49 métodos para doblar grullas de papel de modo que quedaran juntas. Al parecer el plegado orikata evolucionó hasta convertirse en un pasatiempo habitual para la gente trabajadora de principios del siglo XVIII y hasta mediados del XIX, y originó lo que ahora conocemos como plegado origami.
En la segunda mitad del siglo XIX se publicaron numerosos libros basados en Hoketsuki de Ise Sadatake que describían el doblado de papel orikata y técnicas para atar paquetes a una audiencia corriente aún más extensa en sus propias casas. El gran éxito se debió en parte a los textos e ilustraciones que explicaban cómo hacer decoraciones formales, y en parte al evidente entusiasmo de los libros por la cultura japonesa del doblado.
Pronto surgieron diseñadores de origami, que publicaron un libro tras otro hasta que esa práctica se convirtió en un popular pasatiempo.
Nuestra Asociación Japonesa de Origami, creada en 1973, unificó los diversos símbolos y términos que antes servían para explicar e ilustrar las técnicas. Los entusiastas de la práctica han adoptado este vocabulario e iconografía. Hemos patrocinado hasta la fecha 12 exposiciones mundiales, y organizado muchas otras en Japón y otros países.
La revista mensual Gekkan Origami se publicó por primera vez en 1975. Aún sigue mostrando cómo pasárselo bien doblando papel y contribuye a la expansión del origami por todo el mundo.