NIPPONIA No. 39 15 de Septiembre de 2006

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Reportaje Especialsp_star.gifBienvenido a la tierra de la hospitalidad

En verano sugerir frescura; en invierno, calidez…

Izquierda: Randy Channell ofrece pistas a sus estudiantes durante una clase de ceremonia del té.
Derecha: Rollo colgante en la pared y arreglo de flores en el rincón sagrado tokonoma de la sala de té de Channell (visite su página web en http://www.15-1a.com/)

El Camino del Té toma la idea “ichigo ichie” y la eleva a un ideal estético y una forma de vida.

Randy Channell nació en Canadá. Se convirtió en un practicante de las artes marciales y de la ceremonia del té, y ahora vive en Kioto. Es profesor adjunto de la escuela tradicional del té chanoyu Urasenke, y se le conoce como Soei, su nombre del practicante del té. Cree que el Camino del Té proporciona la ocasión de relajarse, comer dulces japoneses y, por supuesto, beber té.

Tal vez eso sea suficiente para los invitados, pero el anfitrión (o la anfitriona) debe estar preparado para darles la bienvenida de la mejor manera posible.

“El proceso de bienvenida a los invitados realmente comienza cuando uno toma la decisión de celebrar una reunión para tomar el té. El deseo de darles la bienvenida se expresa en cada paso de la preparación, desde escribir las invitaciones a seleccionar los utensilios o escoger los dulces”.

El maestro de té Sen no Rikyu (1522-1591) propuso siete reglas para el Camino del Té:

  • Preparar una buena tetera
  • Colocar el carbón de forma que caliente bien el agua
  • Arreglar las flores como si estuvieran creciendo en el campo
  • En verano sugerir frescura; en invierno, calidez
  • Estar listo antes de hora
  • Prepararse para la lluvia por si acaso
  • Estar atento a las necesidades de los invitados

Esencialmente todas sus reglas nos dicen que la hospitalidad se basa en la consideración para con los demás.

Para Randy es importante reflejar la estación del año.

Un arreglo informal de gramineas, clemátide y valeriana, vegetación temprana de otoño, decora el espacio bajo el rollo colgante en su rincón sagrado tokonoma al final del verano. Su sala de té anticipa la futura temperatura más baja del otoño.

En voz baja explica: “Ichigo ichie, el momento nunca volverá a suceder, así que intento de todos los modos posibles que mis invitados se sientan a gusto. En la ceremonia del té ese es el verdadero espíritu de la hospitalidad”.

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Actitud abierta y respeto mutuos

El budismo se halla en el corazón de la cultura japonesa, y es el hilo conductor en el Camino del Té. Nos dice que todo en el mundo es fugaz (mujo). Otro concepto budista, engi, sugiere que todas las cosas vivas están entrelazadas por el destino y todas dependen las unas de las otras.

También en estos conceptos podemos sentir el espíritu del ichigo ichie: apreciar en lo que vale cada momento que uno vive con otros, porque puede que no se repita nunca.

Sen no Rikyu expresó la esencia del Camino del Té con cuatro caracteres chinos: Wa, Kei, Sei, Jaku (la Armonía, el Respeto, la Pureza, la Tranquilidad). Sus cuatro principios nos dicen: cultive la tolerancia mutua, respétense uno al otro, sea virtuoso, y no se altere pase lo que pase.

En la sala del té los invitados siempre tienen razón. Si no se pueden sentar de la manera formal seiza, arrodillándose con las nalgas sobre los talones, pueden sentarse con las piernas cruzadas. Pueden beber el té a sorbos o de un golpe. La misma libertad se aplica en los hostales japoneses. La hospitalidad japonesa reside en la buena disposición a dejar que los huéspedes se comporten como deseen.

Esta actitud se convierte en un gesto correspondido: un respeto mutuo por el que los huéspedes también se dan cuenta del tipo de comportamiento que se espera de ellos. Este respeto mutuo ha elevado el arte de la hospitalidad japonesa a un nivel muy alto.

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