Vivir en Japón
Peter Frankl
Escrito por Takahashi Hidemine Fotos de Akagi Koichi
Es un matemático mundialmente conocido, y también malabarista. En un momento está trabajando en un problema matemático difícil de combinaciones numéricas, y acto seguido saca sus mazas de malabarismo y las lanza al aire con tranquilidad. ¿Qué está pasando?
Peter Frankl es tan poco común que no se le puede clasificar, sólo se puede decir que es uno de los extranjeros más famosos que viven en el país.
“Las matemáticas son un trabajo solitario: uno se sienta solo para resolver problemas que muy poca gente puede entender. Los malabarismos son lo contrario: atraen grupos de gente y todos se divierten. No podían ser más diferentes, pero gracias a los dos he encontrado el equilibrio en mi vida”, dice en un correcto japonés.
Frankl nació en Kaposvár, Hungría. Sus padres fueron enviados a un campo de concentración nazi durante la guerra por ser de ascendencia judía y lo perdieron todo, incluso a miembros de su familia. Tras esta experiencia amarga su padre a menudo le decía: “Las únicas cosas que puedes estar seguro de poseer son los conocimientos de tu cerebro y los sentimientos de tu corazón”.
Las matemáticas se adaptan bien a ese consejo, todo lo que necesitaba era lápiz y papel. Animado por su padre, Frankl multiplicaba números de dos cifras con sólo cuatro años, y llamó la atención de todo el mundo en la localidad donde vivía. Ganó el primer premio en una competición nacional de aritmética cuando estaba en la escuela primaria, y más tarde cuando estudiaba la secundaria superior ganó la medalla de oro en la Olimpiada Internacional de Matemáticas. Poco después fue recomendado para entrar en la Facultad de Ciencias de una de las universidades nacionales de Hungría y fue admitido sin más formalidades.
Con tanto estudiar necesitaba alguna distracción, así que comenzó a practicar malabarismos. Aprendió con rapidez y, al terminar la universidad, se matriculó en la escuela nacional de circo, donde aprendió funambulismo y técnicas de payaso. Con esto consiguió una licencia oficial del Gobierno húngaro para actuar en la calle.
Matemáticas y actuaciones callejeras. Bien formado en los dos campos, Frankl salió a recorrer el mundo. “Mis viajes eran una búsqueda de libertad”.
Cuando aterrizó en Japón en 1982 tenía 29 años. “Hasta entonces me habían hecho sentirme extranjero en casi todos los países que había visitado, porque soy judío. Pero en cuanto llegué a Japón me di cuenta de que aquí no era así: la gente me recibía con calidez, quizá por curiosidad. Los japoneses son considerados con los demás, y te tratan bien. Era como si por fin hubiera llegado a casa”.
Frankl lleva ya unos veinte años en Japón. En ese tiempo ha contribuido a que algunos estudiantes de secundaria superior hayan representado al país en la Olimpiada Internacional de Matemáticas. También ha publicado materiales para la enseñanza de las matemáticas para todas las edades, y ha despertado en muchos el interés por sus misterios.
Ha viajado a más de ochenta países, y utiliza esas experiencias cuando da clase sobre cómo relacionarse con otras culturas. También muestra a su público sus juegos malabares; lo hace para contactar con la gente a un nivel que todos pueden disfrutar.
En mayo de 2008 se asoció con el Programa de Voluntarios de la Cultura de Japón patrocinado por el Ministerio de Asuntos Exteriores. (El programa envía voluntarios japoneses a cuatro países del centro y sureste de Europa, incluida Hungría, para enseñar la lengua y cultura japonesas). En los actos organizados por el programa habló de sus propias experiencias de manera sencilla para que el público se sintiera identificado con lo que hablaba. Dice que quería destacar los valiosos objetivos que tiene el programa.
“A Japón se le admira por su poder económico, pero yo admiro sobre todo a su gente. El anime y el manga se conocen en el mundo entero, y creo que su alta calidad se debe a que los productores japoneses son, como la mayoría de sus compatriotas, serios y sinceros: les gusta hacer las cosas bien hechas. Estas son las ideas sobre Japón que intento transmitir a la gente de otros países”.
Frankl dice que combina su capacidad para las matemáticas y el malabarismo como los samuráis del Japón antiguo combinaban su adiestramiento de guerreros con el estudio de la literatura clásica. Las personas necesitan estudiar y también divertirse. Escuchando a Frankl se puede ver a Japón y su cultura desde una perspectiva diferente que es nueva y valiosa para la gente de otros países, y también para los japoneses.