Japón por Dentro El monte Takao
El largo camino nos sigue conduciendo hacia arriba hasta llegar al pasaje de los peregrinos, adornado con linternas pintadas de rojo brillante a ambos lados. Por fin hemos llegado al templo Takaosan Yakuo-in, donde nos saluda una magnífica estatua de Tengu de nariz larga, grandes ojos y alas. Debe de medir casi 4 m. Se dice que el Tengu, un duende o dios menor del folclore japonés, vive en las montañas y protege el medio ambiente.
La creencia de que los dioses y espíritus viven en las montañas se remonta a la antigüedad. Tras la introducción del budismo en el país, los monjes subían a las montañas consideradas sagradas para practicar disciplinas físicas y espirituales. De ahí surgió el budismo sangaku, que venera la naturaleza de las montañas. El monte Takao se convirtió en uno de estos lugares santos del budismo japonés, y en él se construyó un templo hace 1.200 años. También parece natural que se eligiera esta montaña por sus buenas vistas sobre la gran llanura de Kanto.
Los escalones Otoko-zaka (¡hay 108!) forman una subida empinada. Se dice que si usted consigue llegar hasta arriba, podrá librarse de los deseos terrenales.
Arriba: La sala principal del templo Takaosan Yakuo-in tiene muchos adornos, incluida una máscara de Tengu, dios que vive en las montañas.
Encima izquierda: Los peregrinos piden deseos en la sala principal del templo.
Encima derecha: Chanclas de hierro, una donación que se hizo con la esperanza de que trajera salud y vigor como los del Tengu.