NIPPONIA No. 46 15 de Septiembre, 2008

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Japón por Dentro   El monte Takao

Del budismo sangaku surgió otra rama que exige un entrenamiento aún más riguroso de la mente y el cuerpo en lo profundo de las montañas: la disciplina del Shugen-do. Se decía que su práctica mejoraba los poderes y el intelecto de la persona. Llegó al monte Takao hace unos seiscientos años, y el templo Takaosan Yakuo-in se convirtió en centro de adiestramiento además de lugar de adoración a Buda y a los dioses de la montaña. Se dice que la estatua de Tengu representa un monje de la montaña totalmente adiestrado en los formidables poderes del Shugen-do.

Hoy en día cualquiera puede participar en los ejercicios para adiestrar la mente y el cuerpo: sentarse a meditar bajo una cascada o andar sobre cenizas ardientes. “De dos a tres mil personas vienen cada año a meditar bajo la cascada”, dice Harada Akihito, un representante del grupo directivo del templo Takaosan Yakuo-in.

Tras hacer una reverencia en la sala principal del templo, nos dirigimos a lo alto de la montaña. El camino es empinado, una dura pero agradable subida de unos 15 minutos hasta el punto más alto a 599 m. sobre el nivel del mar. En la cima hay otros excursionistas descansando en un salón de té, haciendo fotos o disfrutando a su manera. El cielo está despejado hoy, y desde el mirador se puede ver el monte Fuji en la distancia.

Ahora el sol está alto, y sus cálidos rayos nos animan a tomar el sendero n.º 6, que baja hasta la estación por un fresco valle sombreado.

Este sendero no está pavimentado como el n.º 1, y nos encontramos a muy poca gente. El canto de los pájaros silvestres nos hace olvidar el ruido de la metrópolis que dejamos por la mañana. Raíces a modo de escalones nos conducen hacia abajo a través del fresco y espeso bosque. Para aumentar la diversión de cruzar un riachuelo, hay piedras por las que ir pasando, lo que ayuda a nuestras cansadas piernas.

Casi sin darnos cuenta el sendero n.º 6 termina, el bosque de cedros queda atrás, y estamos de nuevo al aire libre. Hemos tardado unos 70 minutos en bajar la montaña.

Podríamos cenar cerca de la estación antes de volver a Tokio. Nos decidimos por el restaurante Ukai Toriyama, donde asan pollo al carbón. El edificio principal es una vieja casa con techo de paja que trajeron aquí, a un terreno de más de dos hectáreas. Con un vaso de sake en la mano observamos el jardín bien cuidado, escuchamos el borbotar del arrollo, y masticamos unos sabrosos trozos de pollo. Poco a poco se nos olvidan los músculos doloridos.

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El agua fluye por la cascada Biwa sobre un practicante de sui-gyo que intenta adentrarse en sí mismo. (Crédito de la foto: templo Takaosan Yakuo-in)

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Arriba: Cima del monte Takao (altura 599 m.). Un buen lugar donde descansar y disfrutar el paisaje.

Encima: Los monjes yamabushi de indumentaria característica andan descalzos sobre amuletos de papel ardiendo. El Festival de Andar sobre el Fuego (o-hi watari-sai) se celebra en marzo en el monte Takao para rogar por una vida libre de enfermedades. La gente normal también puede participar. (Crédito de la foto: Haga Library)

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Tome el sendero n.º 6 para experimentar realmente el descenso de la montaña. Tras sortear raíces de árboles, encontrará un arroyo casi al final del trayecto.

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El edificio principal del restaurante Ukai Toriyama es una vieja casa con tejado de paja y jardín tradicional japonés. Le ofrece una cálida bienvenida.

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Pollo asado al carbón en pinchos de bambú que combinan muy bien con la salsa agridulce. (Crédito de la foto: Ukai Toriyama)

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