Japón por Dentro El monte Takao
Se puede ir al monte Takao con rapidez desde Shinjuku, uno de los principales centros de Tokio. Un tren eléctrico rápido llega en unos 50 minutos hasta la estación de Takaosan-guchi al final de la línea ferroviaria de Keio. Arriba hay laderas arboladas con muchas plantas, animales y pájaros silvestres. Cerca de la cima se encuentra Takaosan Yakuo-in, templo de edificios centenarios. Naturaleza e historia, tan cerca de Tokio; no es sorprendente que cada año suban a la montaña dos millones y medio de personas.
Hagamos una visita a principios de verano cuando las hojas se vuelven más verdes con el paso de los días. Podríamos escalar la montaña desde la estación, pero tardaríamos unos 90 minutos. Hay una alternativa más fácil: hacer parte del camino en funicular o teleférico, servicios proporcionados por Takao Tozan Dentetsu. Si hace buen tiempo, tomamos el teleférico y disfrutamos del aire fresco de la montaña. El viaje dura 12 minutos.
Dejamos el teleférico atrás y seguimos a pie para subir a la cima. Tomamos el sendero n.º 1, uno de los que llevan al templo Takaosan Yakuo-in. Al estar pavimentado la subida es fácil, y la densa vegetación proporciona una sombra agradable.
Al rato nos cruzamos con un grupo de personas a un lado del sendero que hablan y miran manuales con fotos. Algunos miran con lupa. Nos explican que han venido a aprender más acerca de las plantas del monte Takao.
“En esta época del año las hojas de los helechos son jóvenes y muy bonitas. La montaña tiene más de ciento cuarenta variedades”, dice una de las mujeres, compartiendo su amor por la naturaleza. “Vengo casi todas las semanas. Hay unas mil trescientas especies de plantas, de las cuales más de sesenta se descubrieron aquí mismo, entre ellas Takao sumire y Takao waniguchiso”.
Arriba izquierda: Momiji-ya, un salón de té cerca del templo Takaosan Yakuo-in. El sendero n.º 1, que lleva al templo, tiene varios salones de té y tiendas de regalos.
Arriba derecha: El sendero n.º 1 pasa por el Jardín de los Monos, en el que los visitantes pueden observar a unos 30 monos que viven en un entorno natural.
Encima: El tako-sugi es un cedro de 450 años cuyas raíces parecen tentáculos de pulpo.
En el salón de té Ju-itchome Chaya sirven platos de dango. Algunos están asados y otros recubiertos de pasta dulce de alubias.