Otro ejemplo de artesanía local tradicional son los objetos de hierro nanbu tekki. Para conocer mejor este arte, visite Kyupora no Yakata cerca de la estación de Mizusawa Esashi.
Delante: Tetera de hierro para hervir el agua.
Detrás: Tetera de hierro para la exportación.

Tras estas experiencias históricas puede pasar el siguiente día disfrutando del paisaje de dos desfiladeros cercanos poco comunes.

El desfiladero de Genbi-kei tiene enormes rocas erosionadas por el río Iwai, que baja del monte Kurikoma. El tramo más imponente tiene unos 2 km de largo. Es un lugar muy bonito para disfrutar de la naturaleza en cualquier estación: cerezos en flor en primavera, vegetación espesa en verano, colores brillantes en otoño, hielo y nieve en invierno.

A los turistas también les gustan las “empanadillas voladoras”. Un cesto grande de madera desciende por un cable que comunica unas pequeñas edificaciones en el fondo rocoso con un punto alto del lado contrario. Se pone dinero en el cesto, se hace una señal, y el cesto sube. Cuando vuelve a bajar, lleva empanadillas y té verde.

El otro desfiladero paisajístico, el Geibi-kei, se formó por la erosión del río Satetsu sobre piedra caliza. Los precipicios se elevan a más de 100 m. Las mejores vistas de las extrañas formaciones rocosas y los enormes cantos rodados se consiguen desde una embarcación, cuyo trayecto de ida y vuelta dura unos 90 minutos.

Chiba Miyuki maneja el remo largo con destreza. Antes trabajaba en una oficina. Cuando le preguntan por qué dejó su trabajo, dice: “Al ver las caras sonrientes de los turistas después del viaje me di cuenta de que me gustaba más trabajar con gente y hacerles felices”.

Chiba canta una canción de remo tradicional geibi mientras rema. Su voz se oye con fuerza y claridad y resuena en las paredes de roca, lo cual hace aplaudir con deleite a sus pasajeros. El tiempo discurre lentamente en el desfiladero.