Reportaje EspecialAtraviese Japón en tren
A uno le puede apetecer alejarse del agitado mundo de hoy en día y hacer un viaje lento y relajado. En ese caso, ¿qué le parece subir a un tren arrastrado por una locomotora de vapor?
Hacia 1976 el carbón fue reemplazado por el combustible diésel y la electricidad en casi todo Japón. Quedan casos excepcionales, como 16 líneas férreas, incluidas la Ban’etsu Sai de la región de Tohoku, los Ferrocarriles Moka y Chichibu de la región de Kanto, y la línea Yamaguchi de la región de Chugoku. La gran mayoría son trenes para turistas que sólo funcionan en la estación del año en que el paisaje es particularmente bello. El único tren de vapor que funciona casi todo el año es de la compañía privada Ferrocarriles Oigawa, en la prefectura de Shizuoka.
“Siempre hemos querido mantener viva la locomoción a vapor como parte de la herencia cultural del transporte en Japón. Así que nos acogimos al “planteamiento de conservación dinámica”, explica Yamamoto Toyofuku, portavoz de la empresa.
El tren va lleno incluso en días laborables de familias y aficionados a este tipo de transporte. A la hora de la salida suena un silbido, salen nubes de humo, y las grandes ruedas de hierro comienzan a rodar desde la estación de Kanaya. El final de trayecto está en la estación de Senzu, a 39,5 km., un viaje de 82 min. por el valle del río Oi.
Los vagones de pasajeros no tienen aire acondicionado, así que durante el verano es muy agradable abrir las ventanillas y contemplar los campos de té, típicos del paisaje de Shizuoka. En el camino, cuando el tren retumba sobre los puentes de hierro, los adultos y los niños de las riberas del río, miran hacia arriba y dicen adiós. Los pasajeros les contestan y el silbido del motor también les envía saludos.
Las locomotoras de vapor tienen un poder secreto que consiste en que crean un sentimiento de camaradería entre los viajeros, aunque estos no se conozcan. Todos ellos albergan la esperanza de que los trenes de vapor sigan existiendo siempre.