Japón por Dentro Disfrute de la vida en uno de estos centros vacacionales en la isla del sur
La isla de Miyako-jima está 45 minutos en avión al suroeste de Naha, la capital de Okinawa. Al llegar al hotel, saludan a los visitantes el alegre gorjeo de los pájaros y la preciosa vista de flores de todos los colores. La fatiga del viaje se desvanece, reemplazada por la emoción creciente de estar tan lejos en el sur de Japón.
Después de cambiarse de ropa, el primer pensamiento suele ser salir al exterior. Gran parte de la isla es llana, formada por el coral. Casi no hay ríos, lo que la hace notablemente diáfana. La costa tiene numerosos lugares de interés por su belleza, sobre todo el arrecife de Yaebishi, tan admirable que todos los subma-rinistas del mundo sueñan con visitarlo.
Pero no hace falta alejarse del hotel para disfrutar el mar azul mediterráneo que se vislumbra desde el campo de golf, la piscina y todas las habitaciones.
Efectivamente, las 88 suites ofrecen excelen-tes vistas del océano, y un diseño con sentido del lujo. La elección es reconfortante entre dormitar en el sofá de la siesta junto a la ventana o beber champán en el jacuzzi, siempre con el sonido de fondo de las olas. Más tarde, en el restaurante del hotel, hay otra elección sabrosa que hacer, la carta tradicional de Okinawa o una comida riquísima a la parrilla hecha delante del comensal.
Si lo que busca es lo último en estilo para las vacaciones, este es su hotel.
Izquierda: Relajación en la terraza frente al mar.
Derecha: El mobiliario de ratán del vestíbulo recuerda el entorno subtropical exterior.