Reportaje EspecialEl mundo de las cosas monas o kawaii

En Japón las figurillas inspiradas en personajes de los anime y videojuegos atraen hasta los ojos de los adultos. Las más populares, tanto entre los jóvenes como entre los adultos, son los “juguetes cápsula”, menores que el pulgar. Poniendo una moneda en la máquina expendedora, caen listos para sacarlos de sus diminutas cápsulas. El gerente de la tienda de figurillas Akizumu es dueño de más de quinientas. Cuando le preguntamos por la atracción de esa novedad, la explicación fue sencilla: “Las figuritas son pequeñas, pero el diseño se mantiene fiel al personaje original. Esa es la razón principal de su éxito. Bonitas, de colores, y lo bastante pequeñas para una casa japonesa, son más que un juguete, y baratas para el dinero de bolsillo de los niños. Son perfectas en muchos sentidos, y por eso los adultos se vuelven locos por ellas”.

La tienda ofrece una amplia selección de figuritas, personajes de los anime, películas y otros elementos de la cultura pop. Sus clientes oscilan entre los 10 y los 60 años. Una recién llegada, la Pretty Young Maid (Joven Sirvienta Mona), de la moda de las cafeterías de sirvientas, es un gran éxito entre los atónitos hombres jóvenes.

Akizumu, tienda de Akihabara, vende figuritas en miniatura llamadas juguetes cápsula (derecha). Las vitrinas (izquierda) están atiborradas de figuritas de todos los colores, incluido el cruce fantasmagórico de la derecha entre robot luchador y chica glamurosa(centro).

Y después están lo que llamamos kits de montaje. Son modelos caros para entusiastas que poseen habilidad para ensamblar las partes de una figurita llena de detalles. Yuka (26 años), entrevistada por Nipponia, tiene 35 kits y dice que la atracción reside en los detalles. “Empecé a coleccionarlos cuando vi lo reales, lo vivos que parecen. Me hechizaron. Era como si uno de los personajes femeninos de mi anime preferido hubiera saltado de la pantalla a mis manos”.

“Son bastante caros, unos 10.000 yenes cada uno, pero todos son refrescantes e hipnotizantes. Parece que los brazos y las piernas se van a mover por sí solos”.

Yuka no quiere figuritas a las que les falte realismo aunque el personaje le guste mucho. “Cuantos más detalles tengan, más monas son, y más las quiero en mi mundo real. Les tengo cariño. Me traen paz al alma. Cuando estoy en casa entre ellas, me olvido del estrés del trabajo y del lado corriente de la vida”.

Gente que tiene kits de montaje, aficionados y profesionales, exhiben y venden sus creaciones a coleccionistas atrapados por la emoción de estar aquí.