Reportaje EspecialAtraviese Japón en tren
Los vagones ofrecen todo tipo de comodidades: una suite con salón y dormitorio, una habitación de lujo, o una habitación doble. Los vagones de pasajeros sólo tienen habitaciones privadas, no existen las filas de asientos, lo que distingue al Cassiopeia de casi todos los otros trenes del mundo.
Mi compañero de viaje y yo tenemos una suite que ocupa dos pisos: el salón está arriba, ideal para ver el paisaje desde el cómodo sofá, y el dormitorio está abajo, con mucho espacio para que dos adultos puedan estirarse y dormir. El compartimento es compacto pero lo suficientemente grande para que sea cómodo, e incluye ducha, inodoro y lavabo en el piso de arriba con provisión de cepillos y pasta de dientes, toallas, y ropa cómoda para llevar en la habitación.
Guardamos nuestro equipaje y el tren sale hacia Sapporo, la capital de Hokkaido.
Casi tan pronto como nos hemos acomodado en el sofá llaman a la puerta. Es el servicio de habitaciones que trae bebidas para darnos la bienvenida. En la bandeja hay una botella de vino, una pequeña de whisky, hielo y agua mineral. También nos explica cómo funciona el servicio de teléfono a bordo y la televisión - por satélite, claro -. Más tarde probamos el teléfono para pedir café, y ¡lo traen inmediatamente!
Mientras nos tomamos el café miramos por la gran ventana. El paisaje va pasando. Hemos dejado atrás el bullicio de la metrópoli y ahora cruzamos campos de cultivo. El sol se está poniendo, como un fuego rojo. Contemplo el cielo y por fin entiendo lo que es realmente el disfrute del tiempo libre: los trenes bala son ideales para llegar con rapidez, pero un expreso nocturno tiene su propio atractivo: lujo, comodidad, el placer del tiempo libre.
El vagón-restaurante (sólo con reserva) ofrece cocina francesa y la mejor cocina tradicional japonesa. También hay un espacioso vagón-salón, un sitio que invita a intercambiar historias de viajes con otros pasajeros.
Volvemos a nuestra suite. Decido darme una ducha caliente y leer un libro en la cama, pero por algún motivo mis ojos no se fijan en la página. Miro afuera. Viajamos a través de la noche, una oscuridad iluminada sólo por las luces de unas pocas casas.
Me tumbo con la mente en blanco y noto vagamente cómo las luces de afuera se convierten en líneas que pasan. Casi puedo oír cómo me susurran: “Ahora lo sabes: a veces es mejor no hacer nada en absoluto”.
Cuando me despierto son casi las 5 de la mañana. Abro las cortinas. El mar, silencioso y brillante bajo el sol de la mañana, ocupa toda la vista. Estamos al lado de la bahía de Uchiura al sudoeste de Hokkaido, lo que significa que ya hemos pasado por el túnel Seikan bajo el mar entre las dos islas más grandes de Japón, Honshu y Hokkaido. Aquí la luz es diferente: “Ahora estás en las tierras del norte”, dice el sol bailando sobre el mar.
Según el horario aún faltan más de tres horas para llegar a nuestro destino, la estación de Sapporo. Desde allí iremos al aeropuerto de Chitose para volver a Tokio sin hacer ninguna parada. Este viaje tiene un solo propósito: ¡viajar en el tren! ¡El lujo por el lujo!
El servicio de habitaciones llega con dos tazas de café para dar los buenos días y otro poquito de información: “Algunos pasajeros planean viajar hoy en el Cassiopeia de vuelta a Ueno”. Para algunos el Cassiopeia ofrece el placer de un viaje de ocio ¡simplemente por ese placer!
El vagón-salón al final del tren: sofás cómodos para disfrutar del paisaje que desaparece en la distancia, cerveza, vino...