NIPPONIA No. 42 15 de Septiembre, 2007

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Reportaje Especialsp_star.gifEl hermoso mar de Okinawa

Okinawa tiene más de doscientos tipos de corales formadores de arrecifes y más de mil especies de peces. Se dice que el mar de Okinawa contiene la mayor concentración del mundo de formas de vida diferentes.

Todas las islas de Okinawa están bordeadas de arrecifes coralinos que crecen sin cesar. Algunas de ellas son en realidad arrecifes que crecieron y crecieron hasta alcanzar la superficie. Los arrecifes de coral son característicos del paisaje y la topografía submarina de toda la cadena de islas.

Los corales crecen, mueren y se rompen con las olas, convirtiéndose en sedimentos que contribuyen al proceso sin fin de crecimiento de los arrecifes. También actúan como rompeolas, protegiendo la costa del mar abierto y encrespado. Cuando las olas rompen contra ellos, el agua se pulveriza en el aire, lo que disuelve grandes cantidades de oxígeno imprescindible para las criaturas marinas. Sus lagunas abrigadas poco profundas (llamadas ino-o en el dialecto de Okinawa) ofrecen condiciones ideales para la existencia de ecosistemas que varían dependiendo del tipo de hábitat.

Muchas de estas islas tienen una parte bañada por la corriente de Kuroshio y otra parte protegida de ella, lo cual da lugar al desarrollo de corales y arrecifes coralinos de tipos diversos. Además, la variada topografía submarina fomenta diferentes formas de vida subtropical.

A cierta distancia de la costa en la corriente de Kuroshio viven innumerables bonitos, atunes, mantas gigantes y tiburones ballena; también crían alrededor de estas islas las ballenas jorobadas. En las colonias de corales en formación entre las lagunas y el mar abierto nadan peces tropicales de colores vivos. ¡Okinawa es un tesoro de criaturas subtropicales! Tiene más de doscientas especies de corales formadores de arrecifes y más de mil especies de peces, y cada año se descubren otras más. Por ello, atraídos por la gran variedad de vida y el espectacular fondo marino, vienen durante todo el año buceadores de otros lugares de Japón y del mundo.

Las tranquilas ino-o (lagunas) entre la orilla y los arrecifes se sirven de plantas marinas como la amamo para crear un hábitat ideal para peces jóvenes y otras pequeñas criaturas. Con suerte incluso puede contemplarse algún dugongo, mamífero herbívoro que pertenece a la especie de los sirenios (manatíes o “vacas marinas”) y se alimenta de algas.

La costa tiene mucho que ofrecer aparte de los arrecifes. Un bosque subtropical virgen bordea las orillas de la isla de Iriomote, manglares crecidos en las desembocaduras de los ríos, marismas y humedales, todos ellos contribuyen a su propio paisaje local. En los humedales protegidos por el Convenio de Ramsar existen ecosistemas únicos en los que viven muchas especies.

El entorno natural de Okinawa es asombroso. Los japoneses deben asegurarse de que continúa prosperando para que las generaciones futuras sigan admirándolo.

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